El régimen del MAS ha fomentado sistemáticamente el culto a la personalidad del caudillo cocalero Evo Morales, como corresponde a todo gobierno con pretensiones totalitarias.Ahora, esta política tiene un nuevo hito con la promoción de la “hora Evo”, que supuestamente sustituiría a los tradicionales horarios bolivianos.Desde luego, es conveniente realizar campañas para promover la puntualidad, pero esto no requiere en modo alguno una asociación con la imagen o el nombre del mandatario.En el 2007, el entonces presidente peruano Alan García lanzó una campaña por la puntualidad, pero no se le ocurrió bautizarla como la “hora Alan” sino que se llamó “Perú, la hora sin demora”.Lo cierto es que la “hora Evo” viene a sumarse a muchas otras iniciativas del régimen, como el bautizo de empresas estatales con nombres que recuerdan al presidente, el proyecto de un museo al caudillo en su natal Orinoca, los libros de “Evito” con los que se adoctrina a los niños, el nombramiento de los juegos estudiantiles como “Evo Morales” y un largo etcétera.No es simple megalomanía: es parte de la técnica hegemónica de concentración del poder, una fórmula aplicada aquí y en Corea del Norte, Cuba, Venezuela y en todo despotismo que se precie de perpetuidad.Solo esperemos que la “hora Evo” no se mida con el pintoresco “reloj del sur”, otra ocurrencia de la proto-dictadura, cuyas manecillas giran en sentido inverso para volver 500 años atrás…[email protected]