La última vez que estuvo frente a una cámara fotográfica fue hace tres años, antes de convertirse en madre por segunda ocasión. Gabriela Roca Pereyra decidió dejar de lado los flashes para dedicarse a la familia, por decisión propia, y fue ni más ni menos que su esposo quien la invitó a retomar las sesiones, esta vez como imagen de la empresa Iluminart. “No puedo creer que hubiera dejado de modelar, por favor vuelva”, le pidió.Después de experimentar nuevamente la adrenalina de esta actividad, Gabriela quedó abierta a la posibilidad de hacer trabajos publicitarios, “siempre y cuando me parezcan convenientes y me sienta cómoda”, aclara quien, a los 28 años, se ha tomado a pecho el rol de esposa y madre. “Hacer esta campaña me ayudó incluso a sentirme mejor, joven, que puedo seguir mostrando algo de mí; el hecho de estar en casa y con los hijos hace que te olvidés de vos misma con facilidad”, explica.Está dedicada al comercio de ropa desde su domicilio, negocio que asegura le da más réditos que la carrera de Ingeniería Ambientalcuando la ejercía, aunque piensa retomarla en un tiempo. Precisamente con ese objetivo es que Gabriela está comenzando un proceso de actualización de sus conocimientos sobre el tema, con una serie de cursos. Eso sí, su prioridad seguirá siendo el hogar.“Invertir tiempo en los hijos influye en su personalidad y puedo comprobarlo en el rendimiento académico. El hecho de que yo esté con la mayor todas las tardes haciendo tareas, logra que ella esté muy bien en el colegio, a diferencia de las hijas de otras mamás que trabajan todo el día”, cuenta.¿Cómo hace para que su matrimonio permanezca sólido a lo largo de los años? “La vida de casada es sumamente difícil, pero cuando hay amor de verdad, gracias a Dios uno sobrelleva todos los problemas que parece que no tienen solución. Creo mucho en lo que dicen, que el pilar de la casa es la mujer, aunque a veces uno siente que eso es un peso. Él es excelente persona y padre, eso me reconforta, es de los pocos que quedan. Me siento feliz de estar casada, lo vale. Y sobre ser madre, no tiene comparación con nada, me llena”, confiesa
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