Fernando Prado SalmónEs tal el desconocimiento de la historia de nuestra nueva clase dirigente que don Evo Morales ahora ha arremetido contra los monarcas europeos, creyendo que los mismos son los gobernantes de sus respectivos países. Parece que no sabe que, desde hace ya mucho tiempo, los reyes europeos son solo representativos, de forma que no ejercen el gobierno sino que representan la historia y la cultura de ese territorio, porque ellos, al contrario que nosotros, se sienten orgullosos de su pasado, no quieren perderlo y mantienen al rey como testimonio justamente de la evolución democrática del país. La corona es parte de su legado histórico, mientras que la política se ejerce con el voto y los gobiernos cambian democráticamente cada 4 o 5 años, sin falta. Quienes sostienen que hay que abolir las monarquías, lo hacen sobre todo para ahorrar dinero o por una cuestión de buen gusto o modernidad, pero no es un tema que tenga que ver con el poder político.Donde sí está naciendo una neomonarquía no solo representativa sino absolutista es justamente aquí en Bolivia, donde está cada vez más claro que la intención es que el monarca Evo Morales se quede de por vida. Y no se trata de instalar a un rey decorativo como los europeos, no; es la instauración de una monarquía absolutista como la de Luis XVI en Francia, cuyo padre, Luis XV, solía decir “el Estado soy yo”. Claro que la historia nos enseña que a Luis XVI le cortaron la cabeza…Aunque en nuestro caso no tenga el nombre de rey, la sustancia no cambia, hablamos de un personaje y su grupo que han concentrado de manera absoluta los poderes del Estado destruyendo sistemáticamente todos los mecanismos que garantizaban la alternancia en el poder y erigiéndose en los únicos con derecho a ejercerlo y para siempre. Ya no lo hacen por designio de Dios, como los reyes, sino a nombre de los ‘movimientos sociales’, pero el resultado es el mismo. Este panorama nuestro es ciertamente mucho peor que el de las monarquías europeas, cuyos reyes andan en bicicleta y cuyas hijas se pueden casar con cualquier plebeyo.Y menos mal que Evo Morales no tuvo hijos hombres ya creciditos, porque en ese caso ya estarían ocupando altos cargos en el aparato del Estado y disputándose entre ellos la futura corona. Por el momento, el machismo boliviano nos ha salvado de la sucesión hereditaria.Personalmente, preferiría mil veces una monarquía formal y ceremonial como la europea, a una monarquía criolla como la que se pinta, sin historia, sin democracia y hasta de mal gusto.El Deber – Santa Cruz