¿Por qué Evo pretende quedarse?


Renzo Abruzzese*RENZOEn un acto de naturaleza político-académica, el vicepresidente García Linera expuso de forma sucinta la noción que posee sobre el modelo revolucionario que, en su criterio, encarna el Gobierno. Sostuvo que la esencia del socialismo del siglo XXI afinca, entre otras cosas, en el respeto a la naturaleza y el Vivir Bien, categoría que excedía lo meramente económico, cultural y político, constituía una forma civilizatoria que, a tiempo de poner en entredicho la civilización capitalista actual, rediseñaba las bases de la convivencia humana y, en consecuencia, la construcción estatal boliviana se erigía como el modelo a seguir, un modelo basado en los pueblos indígenas y los movimientos sociales. Terminó su intervención con una frase esclarecedora: «Hay que indianizar Latinoamérica, hay que indianizar el mundo”.Esto se comprende mejor si entendemos que el teórico del socialismo del siglo XXI entiende que «la política no es so lamente una cuestión de correlación de fuerzas, capacidad de movilización -que en su momento lo será-, es fundamentalmente   -dice- convencimiento, articulación, sentido común, creencia, idea compartida, juicio y prejuicio compartido respecto a la idea del mundo”.La revolución es en este sentido una reingeniería total sobre todos los esquemas objetivos y subjetivos del ser humano y, en consecuencia: «El futuro -sostiene- será, necesariamente, un tipo de socialismo comunitario nacional, continental y, a la larga, planetario”.En el mismo escrito, no duda un momento en proclamar que los revolucionarios no están «para administrar de mejor forma o más humanitariamente el capitalismo. Estamos aquí, hemos luchado y seguiremos luchando para construir -concluye- la gran comunidad universal de los pueblos”.La pregunta que cualquier ciudadano se formula en cuanto escucha o lee estos argumentos es obvia: ¿cómo se lograría semejante proyecto con pretensiones universales? La respuesta es aún más obvia: con tiempo.Las pretensiones prorroguistas del actual régimen no obedecen a condiciones meramente coyunturales, no se trata de dar curso a las ambiciones personales encarnadas en Evo Morales, García Linera o cualquier otro, porque, aunque eso es evidente, son, en este caso, productos subsidiarios de una visión imperial.Lo grave es que los imperios nacidos de las entrañas del capitalismo victorioso sólo son posibles como dictadura. De hecho, los mil años de Hitler y las pretensiones universales de Mussolini no están muy lejos de los anhelos vicepresidenciales. Ambos dictadores europeos también creyeron que llegaron «para quedarse”.Si en los países como el nuestro cabe una noción imperial, como la que sintetiza el pensamiento de García Linera, es porque las condiciones históricas lo hacen posible, y en esto hay que reconocer que el MAS-IPSP lleva una ventaja comparativa: ha instalado una nueva matriz histórica en la que los sujetos naturales al Estado son los pueblos indígenas. De alguna manera es una superación del Estado del 52 con un ingrediente extirpado: la noción democrática de la civilización occidental.Este elemento, este «Horizonte de Época” -como aseveraría García Linera-, les da la certeza de que la historia les pertenece más allá de cualquier condición y, además, que ellos son los elegidos. No estamos, pues, frente a un proyecto prorroguista, estamos frente a un proyecto imperial con fuertes visos totalitarios, y hay que dar respuestas de esa talla o morir en el intento.*SociólogoPágina Siete – La Paz