Betancourt ha pasado los últimos años en Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil y asegura que en ese tiempo aprendió que el conflicto por la tierra, además de ser transversal a los problemas económicos, políticos, sociales y culturales de todos los países de la región, ha adquirido «formas encubiertas».
La Paz, 18 de septiembre (ANF).- América Latina es un territorio dominado por sistemas socio-económicos impuestos, desde arriba y desde afuera, a contravía de los intereses de las mayorías originarias, según Milson Betancourt, investigador colombiano que visita Bolivia para participar en el III Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural que se realizará en La Paz del 23 al 24 de septiembre.Betancourt ha pasado los últimos años en Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil y asegura que en ese tiempo aprendió que el conflicto por la tierra, además de ser transversal a los problemas económicos, políticos, sociales y culturales de todos los países de la región, ha adquirido “formas encubiertas, tales como las ‘guerras económicas’, que buscan inviabilizar la reproducción de indígenas y campesinos”.Y este es un signo de larga data, “puesto que la guerra contra el campesinado y los pueblos originarios se ha desarrollado de diversas maneras y se ha practicado en todos los países, desde las esterilizaciones forzadas a mujeres indígenas en Perú; la ‘guerra del desierto’ que buscaba acabar con los indígenas para conformar una ‘nación blanca, moderna y desarrollada’ en Argentina; la mal llamada ‘pacificación’ de la Araucanía contra los Mapuches en Chile, hasta formas más encubiertas, no tan violentas, como las modernas ‘guerras económicas’ cuyo objetivo es copar los territorios indígenas y campesinos para imponer la agroindustria y la industrialización”.Sus conclusiones son producto de una investigación en Bolivia, Colombia y Perú sobre los impactos sociales, económicos, políticos, ambientales de las monumentales obras de la Iniciativa de Integración Regional de Suramérica (IIRSA), el principal instrumento financiero, técnico y espacial que “busca adecuar territorios y poblaciones a las lógicas de desarrollo y a los intereses estadounidenses, europeos y chinos”.Betancourt estudió tres casos concretos –TIPNIS en Bolivia, Madre de Dios en Perú y Putumayo en Colombia– para “mostrar cualitativamente la implantación de regímenes de dominación, reconfiguración de saberes-haceres y lógicas de producción de pobreza y desigualdad”.