Roger Mario López Justiniano*Como ya es usual, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) publicó el Índice Global de Competitividad (IGC) el cual está basado en 12 pilares y tres grandes fases de desarrollo que tratan de medir la competitividad de los países definida como “el conjunto de políticas económicas, instituciones y factores, que determinan el nivel de productividad de un país”, es decir, cuánto puede producir sostenidamente una determinada economía.Este año el WEF abordó la medición para 140 economías de todo el mundo y, nuevamente –por séptimo año consecutivo- Suiza es el país más competitivo debido a su capacidad de innovación, sus mercados laborales flexibles, y la gran capacidad que tienen sus empresas para trasladar la innovación a la producción. Además, cuenta con instituciones públicas eficientes y una sólida independencia judicial lo cual genera un clima que favorece a los negocios.En la región sigue liderando Chile ubicado en el puesto 35 de 140 el cual cuenta, según el WEF, con una excelente institucionalidad, infraestructura, estabilidad macroeconómica y buen funcionamiento de mercados financieros aunque este año existiría una pérdida de eficiencia en sus mercados.Además, Brasil y Bolivia registraron las dos caídas más pronunciadas en la región, descendiendo 18 y 12 posiciones en el índice respectivamente. Por un lado, la caída de Brasil se explica por la creciente corrupción, los sucesivos déficit fiscales y endeudamiento público, y la baja calidad y acceso a la educación primaria de los últimos años.Por otro lado, Bolivia ha caído esencialmente por el ambiente institucional y la estabilidad macroeconómica habiendo descendido 20 y 28 lugares en dichos pilares respectivamente. En relación al ambiente institucional, la regulación del gobierno, la (in)eficiencia del marco legal para resolver disputas y los pagos para obtener fallos favorables figuran como factores importantes. En el ambiente macroeconómico, se nota un deterioro en las cuentas fiscales (el déficit fiscal fue de un 3.2% del PIB el 2014) y existiría una reducción del ahorro público (de 30% del PIB el 2012 al 22.7% el 2014). Esto, sin duda, se debe a la dependencia de los precios externos del gas y petróleo.La recomendación del WEF es que “la región debe construir resistencias contra los shocks externos, infraestructura, habilidades e innovación…”, en otras palabras, quitar el piloto automático de los precios externos y comenzar a hacer bien los deberes en casa.*Estudiante de Economía