Estamos en campaña electoral, la época en la que más se debe desconfiar de la palabra de los políticos. Hace algunas semanas, el presidente Morales llegó a un acuerdo verbal con los empresarios del país para diferir el pago del segundo aguinaldo hasta el mes de abril de 2016. Los sindicatos de trabajadores pegaron el grito al cielo y han estado reclamando el cumplimiento del decreto 1802, que establece como límite el 31 de diciembre. Pese a las quejas, el gobierno siguió manejando la fecha que había coordinado con los empresarios, aunque al parecer, las encuestas que reflejan una posición adversa para el oficialismo han sido más convincentes y todo ha dado marcha atrás.
El ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce Catacora, acaba de confirmar que las cosas se mantienen como al principio y ni siquiera se va a aplicar una tolerancia, como la que se produjo el primer año, que hubo extensión hasta febrero. Esta vez ni la crisis los convence. Lo peor de todo es que según los registros de la actividad estatal, no hubo ni una sola disposición formal que respalde la palabra del presidente Morales. Todo fue garganta nomás.
Fuente: eldia.com.bo
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