Claudio FerrufinoRajoy no es el asunto. Alguien con quien se puede pulsear. Dentro de todo lo malo del PP, se enmarca en lo conocido y esperado. Nadie auguraba ilusiones cuando se hicieron gobierno. Sus medidas “austeras” y demás estaban en la lógica de su retórica. Lo mismo los socialistas, desde un a ratos genial Felipe González hasta el pobre Zapatero que terminó como punta de lanza imperialista en el Oriente Medio.La alerta de estas elecciones dominicales radica en la subida de PODEMOS. Quizá en España ni idea tengan de lo que estos asesores de Nicolás Maduro (Venezuela) son capaces de traer consigo. Cuídate, diría mi padre en un machista consejo, de los hombres con cabello en cola. Criados en una sociedad donde hasta los veinte llevamos corte de conscriptos, vimos con estupor la moda tal, traída como casi todo por los gringos, y desconfiamos. Pablo Iglesias aparece así, además de melifluo, con cola. Para peor, a pesar de que tal vez son nimiedades, actúa, cosa común en la “izquierda”, en un estrado donde ejercita poses que lo hacen parecer progresista, bueno, “nice”, sensible, “cool”. Intercalo palabras en inglés gracias a él, ya que viéndolo en una entrevista decía, a raíz de no recuerdo qué, que existía un “feeling”. Eso bastó, conozco a este gremio como si lo hubiese parido.Se erizaron los escasos vellos indios de mis brazos y sabía que estaba ante el fraile que tiene en una mano a Dios y en otra el látigo, ante el sujeto que acaricia tu espalda buscando el blando lugar por donde meterte a traición el cuchillo, el que te da baratijas a cambio de oro y para colmo se lleva a tu mujer. “Feeling”… la palabra tiene su peso, pero jamás la usaría en una entrevista en español a no ser que el sujeto fuese anglosajón y no encontrara en mi lengua expresión semejante. No, claro que no, Iglesias es un shakesperiano barato, bueno para engatusar jovencitas e ignorantes que quieren oír lo que esperan y sueñan con pajas letales como la prédica populista. Pregunten; les contaremos.Además de Maduro, los “pudientes” (miembros de PODEMOS) son amigos de Evo Morales y el resto de zánganos que todavía pululan por América. A ellos asesoran y de ellos ven con alegría que esto de mentar al pobre, no usar corbata, ser feminoide, da beneficios. El negocio del siglo fue hasta ahora en la Patria Grande, la Patria Pobre, llenarse la boca de inditos, pobrecitos, mujercitas. Lo que no impidió, dado el caso, que se aplicaran bastones eléctricos a las sillas de rueda de los inválidos que protestaban, ni que se apaleara a indígenas con saña y con fruición, entre muchas otras cosas de oprobio y deslealtad. Si España quiere suicidarse con los niñitos de buen verbo y “casual dressing”, allá ella, pero el sollozo que sobrevendrá luego que se lo apañen.La gente tiene disgusto en aprender, en informarse. Otros, no sé si por estulticia, buena voluntad o mala fe, creen en un discurso ya caduco y en políticas fracasadas. Para la mayoría, porque la élite siempre bien parada repetirá que gracias a la revolución al fin podemos robar, podemos hacernos ricos, podemos mamar a la caterva de cojudos y pare de enunciar. Déjenlos subir y pronto tendrán ya no a su incomprensible Borbón sino a Pablito I, emperatriz (porque hasta en el género engañan, esconden, los desgraciados).El Día – Santa Cruz