Los recientes procesos electorales de Argentina y Venezuela arrojan una lección importante a tener en cuenta en Bolivia: la unidad amplia de la oposición como herramienta de triunfo.En el caso argentino, Mauricio Macri supo construir una alianza entre su propio partido, el Pro, nuevo en el tablero político del vecino país, junto a la histórica Unión Cívica Radical y a la reciente Coalición Cívica de Lilita Carrió.En Venezuela, la Mesa de Unidad Demócratica (MUD) también reúne a fuerzas nuevas como Primero Justicia y Voluntad Popular, con los tradicionales Copei y Acción Democrática.Como se ve, la amplitud de los bloques opositores no excluyó a los partidos históricos, superando la trampa de la estigmatización del pasado republicano diseñada por los regímenes populistas.De igual manera, particularmente en el caso venezolano, el frente opositor no desconoció al exilio político sino que lo hizo parte de su esfuerzo de unidad.Bolivia se encamina a una consulta popular de gran valor estratégico para la definición de su futuro, un proceso en el que no deberían dispersarse municiones en intentos de embargar voces de ningún actor de oposición, sino concentrar el fuego en lo prioritario: la denuncia de la corrupción, el autoritarismo y la tolerancia con el narcotráfico del gobierno evista…[email protected]