La Paz. Sillas de tronquitos se ofertan en lugar de cunas y pesebres. Según la tradición, los Niños “son traviesos y celosos”. Deben estrenar ropas cada 24 de diciembre, coinciden las antiguas artesanas de la feria navideña.Leny Chuquimia / Página Siete. El traje del “Niño Papa” tiene todos los detalles del original.Página Siete / La PazEn el sector Maruja Choque de la Feria de Navidad, Luz Maya -la hija menor de la familia Quisberth- saca con recelo la novedad en ropa para los Niñitos. Inspirados en la visita del «papa Panchito”, los artesanos confeccionaron un atuendo idéntico al que lleva el líder del Vaticano.»Esta es nuestra novedad. Aún no la hemos sacado porque las copias aparecen rápidamente y a veces hasta copian mal”, expresa la mamá de Luz y coautora del traje, Marithsa Betty Quisberth.El traje blanco, que lleva una cruz bordada en medio del pecho, es ceñido en la cintura. «Tiene tres piezas: la túnica que incluye esa especie de gorrito que cubre la parte superior de la cabeza (solideo) y un rosario. Además de los zapatitos”, explica.El costo de cada una de las 500 unidades del atuendo papal que elaboró la familia de artesanos es de 52 bolivianos y sólo vienen en dos tallas. «Es bien complicado sacar moldes para varias tallas. El trabajo debe ser perfecto así que nos limita”, dice Luz Maya.En sus más de 40 años en la Feria de Navidad, doña Marithsa se ha dedicado a confeccionar cientos de trajes novedosos acorde a diferentes gustos de los clientes. «Para esta Navidad también estamos presentando el Niño árabe y el de chalequito que es más boliviano”, comenta.A pocos metros, en el sector Huarina (el de toldos amarillos), Margarita Morales con mucha delicadeza termina de coser una batita de bayeta color naranja. Su puesto se caracteriza por tener ropa de aguayo para el Niño, pero en esta gestión las sillitas son la novedad.»Todas son mis creaciones y las hago personalmente. Para este año estoy haciendo Niños sentados. Ya no están en su cunita, sino en una sillita de tronquitos que voy a tener en dos tamaños; además, claro, las ropitas y la mantita para la silla”, detalla mientras señala y acomoda a las imágenes de yeso con crespos cabellos que hacen de modelos.Las ropas para un Niño mediano cuestan 35 bolivianos e incluye los zapatos. El precio de las sillitas oscila entre 25, 30, 40 y 50 bolivianos, según el tamaño. «Tengo que tener de todas las tallas porque las caseras a veces tienen hasta cuatro niños de diferentes tamaños. Tienen que llevar igualito para todos porque sino se pelean y aparecen lastimaditos o chascositos”, cuenta.»Claro que los Niños son celosos y traviesos. Cuando uno lo compra con dos corazones hasta saben incendiar el pesebre”, afirma Paulina Chambi, feriante del sector Niño Jesús. Mientras peina sus largas trenzas ya mezcladas con tonos plateados relata que vende Niñitos de yeso desde hace más de 50 años.»¡Las travesuras que me han hecho! -dice entre risas-. En las noches juegan, pelean, caminan y al día siguiente aparecen con sus pies gastados, las rodillas desportilladas, sin deditos. Y hacen bulla, pero las vendedoras ya estamos acostumbradas y cuando aparecen dañados ya de callado nos los guardamos”.En este tiempo en el que vio migrar la feria -por la plaza San Francisco, la calle Murillo, la calle Yungas, la Aduana, la calle Haití, la Figueroa para volver a la San Francisco y luego ser traslada al Parque Urbano Central- también comprobó cómo cada año los nacimientos son menos requeridos. «Parece que ya no los buscan como antes. Yo pienso que tal vez es porque muchos ya son evangélicos y también porque los jóvenes ya no guardan esta tradición”, conjetura.Para Mónica Huanca, que heredó su puesto (en el sector Alvarado) de su mamá -quien «prácticamente la tuvo en la feria”- la tradición no se pierde y prueba de ello es que las personas aprecian más las imágenes que guardan de sus papás o abuelos.»No llevan muchos Niños, pero si traen bastantes para refaccionar. Compran imágenes de María, José y los Reyes que son cambiadas, pero los Niños permanecen en el hogar”, asegura.