En la sala 14, sentado al lado de la cama 58 de un hospital, espera Jaime Mariscal, padre del periodista tarijeño que desapareció hace 23 meses.
Cuenta atrás, en 50 días se cierra el caso Cristian Mariscal
El País, TarijaEl sofocante calor de estos días en Tarija se congela nada más poner un pie en el Hospital Obrero.En la sala 14, sentado al lado de la cama 58 espera Jaime Mariscal. 694 días buscando a su hijo han dejado secuelas. Don Jaime siempre fue menudo, pero los 23 meses de peregrinación han acabado también por secarle la voz. Su hijo, periodista terco y decidido, dominaba los micrófonos, pero Don Jaime nunca se imaginó que se vería en estas. No ha acabado de acostumbrarse pero sabe que tiene pocas opciones, los días pasan para él y para la investigación. Y no va a rendirse.Cristian Osvaldo Mariscal Calvimontes desapareció una madrugada del 19 de enero después de intentar acceder sin éxito a la habitación de su ex novia. En la casa había más de media docena de personas, los que han testificado, que no son todos, coinciden en que se fue de allí. No hay evidencias de ello. Nadie lo vio nunca más. En la casa quedó sangre que se logró recuperar con una pericia de luminol unas semanas después pese al pintado del pasillo ese mismo 19 de enero según aseguró un testigo. La burocracia arruinó la prueba en su tránsito de laboratorio a laboratorio.No fue la única frustración en la investigación, casi todas las pruebas importantes se han arruinado. Entre fracaso y fracaso don Jaime se ha ido dejando la salud, sus ojos están hoy más hundidos que hace dos años y su piel se pega en sus pómulos. Don Jaime necesita descansar en paz. “Si está vivo que me digan dónde está y si está muerto igual, y ya está”.La última vez que sintió un halo de esperanza fue cuando una investigación periodística de Plus TV sacó a la luz el Suzuki Samurai con el que supuestamente salió de la casa. El mismo vehículo con el mismo código del programa B-Sisa cargó combustible tres veces en un año, en un año, durante dos semanas en agosto en el que se desplazó de Santa Cruz a Cochabamba. Solo tres veces en un año. El auto fue vendido por un tarijeño Nímer Melgar Mustafá. Don Jaime se fue a Cochabamba para prestar declaración en la FELCC, sin ver el auto describió hasta diferentes remaches y soldadura que junto a su pariente mecánico habían realizado, marcas certeras como una cicatriz. Hoy hasta la Fiscalía sostiene sin pestañear que ese no es el vehículo de Mariscal.Pijama azul y dedos de haberse dedicado a trabajos más duros que tocar el piano. Don Jaime cruza las manos y baja los hombros, su hija María apoya su mano en su espalda con delicadeza, como quien sostiene una mariposa con el ala quebrada y la intenta hacer volar. Don Jaime busca las palabras y pierde la vista entre los micrófonos que ya no le abruman. La melé de camarógrafos es ahora su última opción.En 50 días, el 7 de febrero, la investigación de la desaparición habrá expirado luego de las dos ampliaciones, algunas de ellas con imputaciones in extremis, como la del año pasado con la historia del vehículo buscado seis meses después de que apareciera ante las cámaras de un surtidor.El Fiscal Departamental Gilbert Muñoz es consciente de que, llegada la fecha, los imputados serán sobreseídos ante la imposibilidad de demostrar un delito. Ya lo decía Rafael Gómez, entre otras funciones abogado de Gabriela Torres, la ex novia y última persona que vio a Cristian con vida: “Sin cuerpo no hay delito”. Las investigaciones no se cierran, recuerdan los habituales de estas lides, pero sin cuerpo, sin imputados y sin hilos de los que tirar, su destino es lo alto de una estantería; que no el olvido.María también aguanta el tipo sin quebrarse, aunque es difícil. “Los vecinos saben, a mi me dijeron lo que escucharon en esa casa, necesitamos que salgan y lo digan” sostiene con los ojos húmedos y consciente de que las oportunidades se terminan y que las promesas de todas las autoridades que alguna vez se interesaron por este caso quedaron en eso. El caso Mariscal solo fue uno más entre los más de 600 de media que maneja cada fiscal en Tarija convirtiendo en insostenible la afirmación de “prioridad absoluta”. Cuando don Jaime habla de la Fiscalía su voz se hace todavía más aguda e ininteligible y uno se pregunta cómo alguien pudo acusar a este hombre de amenazas y presiones, aún sin saber que lleva 23 meses sin respuestas.Con el corazón en un puño y con la confianza agotada, en una sala común de paredes vacías y focos fundidos del hospital, don Jaime apela a hora a usted, quedan 50 días y el único final es la verdad.