Javier Martín
Entrada del laboratorio Biotrial en Rennes. / STEPHANE MAHE (REUTERS)
La farmacéutica Bial es fruto de la inquietud del portugués Álvaro Portela, quien de joven empezó a trabajar en una farmacia de la ciudad de Oporto. En 1929 fundó su propia farmacéutica, Bial, las dos primeras letras de su nombre y las de su mentor Almeida. Desde entonces, la empresa ha estado dirigida por miembros de la familia y, en estos momentos por el bisnieto Antonio Portela.
En 85 años de existencia, la empresa ha tenido una gran expansión internacional. Sus fármacos se venden en 54 países de Europa, América, África y Asia, cuenta con empresas en Italia, Suiza, Mozambique, Costa de Marfil y Panamá, aunque sus fábricas se concentran en Portugal y en España, con unos 130 trabajadores en total.
En España, la familia Portela compró en 1988 la empresa Arístegui y hace cuatro años abrió fábrica en Bilbao. La central vasca, especializada en inmunoterapia alérgica, produce 250.000 vacunas y tests de diagnóstico de alergias.
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El centro original de Portugal se ha especializado en la investigación del sistema nervioso central y cardiovascular.
A los cinco años de su nacimiento, Portela registró su primer fármaco, el Benzo-Diacol, pero su gran éxito internacional llegó con el acetato de eslicarbazepina, base de fármacos epilépticos, aceptados en toda la Unión Europea y desde hace un par de años también en Estados Unidos. Su nueva expansión comercial coincidirá con el lanzamiento este mismo año del opicapone, un fármaco para combatir el párkinson.
Fuente: elpais.com