Renzo AbruzzeseA estas alturas parece bastante claro que el modelo ‘populista’ en América Latina está en franco agotamiento. El propio ideólogo de estos procesos, Boaventura de Sousa Santos, lo ha confirmado con cierto tono de decepción. Sin embargo, algunas características merecen tratarse con algún detenimiento.Lo primero que salta a la vista es que las formas de transición de este tipo de modelos políticos se ejecutan a través de los mecanismos democráticos en los que los populismos latinoamericanos nunca confiaron del todo (nadie salió por golpe o guerra civil). Lo segundo es que son los mismos sujetos históricos que años atrás les dieron su aprobación los que, a poco más de una década en promedio, los echaron. El tercer elemento, y quizá el más importante, es que, independientemente de la potencia con que estos regímenes se instalan, y al margen del embate totalitario que desplazan, la conciencia democrática en la sociedad no logra ser doblegada. No hubo nada parecido a la ‘nazificación’ de la sociedad alemana o la ‘fascistización’ de la italiana, considerando además que intentos no faltaron.A lo largo de la última década se fortalece considerablemente la sociedad civil en directa proporción a los intentos de acallarla. Formas ciudadanas de presión política se estructuran al margen de todas las maneras y ‘aparatos’ clásicos de acción política. Los medios virtuales y las redes sociales invaden grandes espacios de los otrora dispositivos de participación (partidos, agrupaciones etc.), los liderazgos se construyen de forma virtual y el ‘líder’ es, en realidad, una figura no-corpórea. Las ideologías suenan a resabios del pasado y los argumentos se hacen inocuos y tediosos, repetitivos y demagógicos. El resultado de todo esto es que los populismos se van haciendo obsoletos frente a una sociedad civil dotada de nuevas e imaginativas herramientas.A despecho del ‘stablishment’, todas estas innovadoras maneras de hacer política se ejecutaron en un campo en el que los populismos se sienten inseguros: la libertad. La lección de la última década podría resumirse, en consecuencia, en una sola frase: en los tiempos actuales, todos los caminos conducen a la libertadEl Deber – Santa Cruz