Podrían ser los títulos de algunos capítulos especialmente picantes de la telenovela plurinacional del tráfico de influencias, difundidos en simultáneo en la tarde de hoy.Con el protagonismo estelar de la ex novia presidencial, Gabriela Zapata, y del “primer ministro” J.R. Quintana (infatigable lector de «Borgues»), el culebrón de la corrupción se interna ahora en aguas tormentosas, con traiciones más pedestres que shakesperianas y secretos de alcoba ventilados por medio del indiscreto Whatsapp. Poco aguantó el intento oficial de posicionar el tema del Silala como agenda mediática alternativa o cortina de humo, ante las revelaciones de triángulos de amor revolucionario y compartidos pilotajes del proceso de cambio.Queda la pregunta de si la “voz guerrera” del ministro (Zapata dixit) instruía negocios por su cuenta o si sólo repetía úcases pro-chinos del caudillo máximo (esto es lo más probable). Pero lo que si parece quedar claro es que otro tipo de intercambios más floridos tenían lugar a espaldas del primer mandatario.Ahora, la novela del poder y los mega-contratos podría tener un final judicialmente abreviado, donde el hormonal “rey” (o virrey) puede acabar arrastrado fuera del Palacio…[email protected]