Siempre culpamos a Hollywood de convertir a las estrellas infantiles en adultos infelices, pero ¿dónde estaba la familia de esos niños entonces? El de Macaulay es un caso paradigmático.
«Y ni siquiera le considero mi hijo”. Podría ser el título de un episodio de El diario de Patricia, pero son las declaraciones de Kit Culkin, el padre del niño más famoso de los 90. Macaulay Culkin se convirtió en un mito a los 10 años gracias a Solo en casa y se retiró a los 14 con una fortuna de 50 millones de dólares. Su padre vive enclaustrado tras sufrir un infarto que le paralizó y lamenta que ninguno de sus 6 hijos se haya preocupado por su estado de salud. Muchos consideran que es lo que se merece. ¿Qué tragedia ha llevado a los Culkin a desintegrarse como familia?
Aunque Kit Culkin se haga la víctima, fue él quien decidió dejar de hablarse con su hijo Macaulay. Entre 1990 y 1994 el actor le suplicó que le dejase trabajar menos, pero Kit le obligó a protagonizar 9 películas en sólo 4 años. En ellas, Macaulay vivía todas las aventuras que un niño podía desear: quedarse sólo en casa, meterse en las historias de sus libros (El guardián de las palabras), vivir su primer amor (Mi chica) o ser multimillonario y tener su propio McDonald’s en casa (Niño rico). En el cine Macaulay nos enseñó que dar patadas a una colmena de abejas no es buena idea, y en la vida real personificó el tópico de que el dinero no da la felicidad.
Todos hemos dicho alguna vez eso de “pienso vivir de mis padres hasta que pueda vivir de mis hijos”, pero los Culkin lo llevaron al límite. Kit había sido un actor frustrado y en los 80 vivía con su pareja Patricia en un apartamento de una sola habitación, cuchitril que no les impidió tener siete hijos a pesar de que no había espacio donde meterlos. Para salir de aquel agujero Kit y Patricia pusieron a Macaulay a trabajar a los 4 años. Tras el éxito de Solo en casa, Kit se ganó una fama siniestra en Hollywood como padre explotador que trataba mal a todo el mundo y se fundía la fortuna de su hijo en una vida ostentosa. Insatisfecho, Kit puso a trabajar a otros dos de sus hijos, Rory y Kieran. Los niños siempre llegan con un pan debajo del brazo pero los Culkin querían convertir su panadería en un imperio. En 1994 Macaulay batió el récord de sueldo infantil al cobrar 10 millones por Niño rico, en la que todos los actores eran muy altos para que el ya adolescente y afeitado Macaulay siguiese pareciendo un niño adorable.
Tras retirarse del cine con más dinero y más experiencias de las que la mayoría de la gente acumula en toda su vida, Macaulay contrató a un abogado para que bloquease su cuenta bancaria y sus padres perdiesen acceso a sus ahorros. Los 7 hermanos Culkin prefirieron quedarse con su madre y Kit les retiró la palabra todos. De ahí que ya no considere a Macaulay hijo suyo, pues llevan más años sin hablarse que los que pasaron conviviendo.
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Desde su retirada Macaulay Culkin vive alejado de Hollywood. Dejó el instituto para casarse a los 18 años y tras un matrimonio de dos años empezó a salir con Mila Kunis. Ocho años después Mila y Macaulay rompieron, lo cual le empujó a una depresión que según los rumores estuvo alimentada por las drogas. En 2008 su hermana Dakota murió tras ser atropellada, lo cual no fue suficiente para unir a la familia. Dicen que Macaulay quiere volver a hacer cine pero sus reuniones con ejecutivos de Hollywood, en las que se muestra callado y perturbador, no consiguen que nadie se fíe de volver a contratarlo.
Pero Hollywood no es ninguna ONG: si Macaulay fuese rentable seguirían trabajando con él. El problema es que Culkin representa la culpabilidad del Hollywood más voraz, ese que deshumaniza a sus estrellas y las devora sin piedad. Como sus padres cuando le dejaban dormir en casa de Michael Jackson a pesar de las denuncias por abusos infantiles, Hollywood olvidó que Macaulay era un niño y lo trató como un icono de la cultura pop. Macaulay es la razón por la que hoy en día apenas hay niños entre las estrellas de Hollywood. La industria del espectáculo le destruyó sin compasión y ahora prefiere mirar para otro lado porque le da vergüenza.Macaulay, por su parte, sigue luchando contra ese destino trágico al que parece destinado como buena estrella infantil. Su detención en 2004 por posesión de marihuana y tranquilizantes sin receta nos hizo temer lo peor, pero su vida parece estable y se dedica a hacer espectáculos de comedia musical con su banda The Pizza Underground. En 2009 Macaulay asistió al funeral de su amigo Michael Jackson en un gesto que simbolizaba el final de una era. También era el final de una amistad que nadie entendió en su momento pero que hoy, 25 años después, cobra sentido al tratarse de dos seres humanos cuya infancia fue masacrada en beneficio del entretenimiento de millones de espectadores.Ese público presenció la caída de sus ídolos sin hacer nada por evitarlo, creyendo que formaba parte del espectáculo. A los 35 años y convertido en un tétrico reflejo del niño de oro que nos cautivó en Solo en casa, el legado de Macaulay sólo puede servir para que tanto Hollywood como el público aprenda de sus errores. Pero viendo cómo Jacob Tremblay (La habitación) se ha convertido en un meme a los 9 años, todo indica que somos insaciables. La próxima vez, eso sí, no podremos decir que no lo vimos venir.