La ‘reina de corazones’ inaugura una tienda de Pronovias en Madrid y asegura: «Para mi también la felicidad es su nombre y no es por copiarle»
Isabel Preysler en la inauguración de la tienda de Pronovias, en Madrid. Kike Para
El tira y afloja de Preysler transformó el evento en una colección de hipótesis y condicionales ingenuos, en los que daba detalles de un acontecimiento que, teóricamente, no confirmaba. «No me casaría ni de largo ni de blanco, ni haría una gran celebración, que para eso ha estado el cumpleaños de Mario», apuntaba. Preguntada por la posibilidad de que sus hijas contraigan matrimonio antes que ella, respondió: «Eso no lo hemos pensado todavía en casa. Tendremos que reunirnos todos y hablarlo. Pero lo más normal es que se casen mis hijas antes».Por lo demás, todos los esfuerzos de Preysler fueron encaminados a solazar el aguante de Vargas Llosa al verse convertido en personaje de sociedad debido a su relación. «Él está encantado de pagar el precio mediático, el pobre. Está acostumbrado a andar por la calle tranquilamente y ya no puede», señaló. Además, explicó que desde que se hiciera público su romance, no solo la presión mediática sobre el Nobel de Literatura se ha incrementado: «El público en general también le para, pero lo lleva bien. Ni una vez se ha quejado. Lo puede encontrar como una cosa pesada pero siempre lo ha llevado con deportividad». Un precio que ella, según dijo, paga gustosa, al margen de la polémica de los inicios: «Por supuesto que valió la pena. Siempre me he casado porque he estado con señores que pensaban así».
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La reina de corazones honró su sobrenombre e hizo acopio de halagos hacia su pareja, tratando de emular el final del discurso que Llosa le dedicó en su 80 aniversario: «Cada día al lado de Mario es mejor, para mí la felicidad también es su nombre, y no es por copiarle», dijo. También dedicó palabras de agradecimiento al entorno de su pareja, que la ha hecho sentir «muy arropada». Y añadió que ellos manejan sus propios tempos: «Si pierdo ese enigma, me dejaréis en paz. Deberíais acostumbraros a estas alturas de verme con Mario».Fuente: elpais.com