Gary Antonio Rodríguez ÁlvarezUno de los más célebres pensamientos del sabio Salomón es aquel que sentencia que lo más importante de cualquier cosa no es cómo empieza, sino cómo terminará.Un niño entra al colegio, ¿saldrá bachiller? Un joven empieza la universidad, ¿se llegará a titular? Una pareja decide casarse, ¿perdurará o se disolverá ese matrimonio? De igual manera, cuántas personas crean empresas con gran ilusión, pero, ¿su final será exitoso o llegarán a cerrar?Por definición, nadie emprende algo esperando que le vaya mal. Sin embargo, muchos festejan el inicio de una travesía que parecía que iba a ir bien, pero -sea por su culpa o no- acaba mal.Este es el caso de la emblemática industria del sector de confecciones en Bolivia, América Textil S.A. -Ametex-, que se creó con enorme entusiasmo y esfuerzo para vestir a los bolivianos y trascender nuestras fronteras haciendo flamear la tricolor, con prendas de alta calidad orgullosas de ser producción nacional.Esta empresa, que en su momento llegó a generar más de 4.000 empleos, con la más alta tecnología y know how externo, que pudo exportar no solo a los más exigentes mercados de EEUU y Europa, sino hasta China. Esta empresa que empezó bien, hoy está acabando definitivamente mal, muy mal.Hace menos de cuatro años, al pasar de una administración privada a manos del Estado cambió su razón social de Ametex a Enatex -acrónimo de Empresa Pública Nacional Textil- con la ilusión de mejorar su performance muy venida a menos luego de la pérdida del Atpdea con EEUU y, por ello, el libre acceso al mercado estadounidense, el mayor importador y mejor pagador por los bienes que compra de todo el mundo.Pero no fue suficiente el buen deseo para llevar adelante tal cometido: el decreto 2765 del 14 de mayo de 2016 determinó el cierre de Enatex para “reconvertirla” en un nuevo emprendimiento estatal: el Servicio Nacional Textil (Senatex). Los más de 800 obreros no lo aceptaron, movilizándose por su reincorporación, pero el problema es: ¿sin mercados seguros donde vender bien, funcionará?Durante la época del auge se soslayó la trascendental importancia de los buenos mercados externos para Bolivia, creyendo que por el solo hecho de ideologizar la política comercial, habría buenos resultados.Pero ahí están Venezuela, Brasil y Argentina en graves problemas, a diferencia de México, Chile, Perú, Colombia, países centroamericanos y otros que exportan felices a EEUU y a la Unión Europea, por los Acuerdos de Libre Comercio que negociaron exitosamente en su momento.Como ya se ha dicho tantas veces, no siempre una buena intención acaba de la mejor manera, y este debe ser un duro caso de aprendizaje donde mucha gente se ve sin empleo de la noche a la mañana y sin alternativas de solución, por lo que se impone repensar la forma de ver y hacer las cosas en el país, siendo que otro tanto -y con mayor severidad- se podría lamentar a corto plazo afectando a diferentes sectores del sector productivo y exportador, si es que Bolivia pierde el SGP+ con la Unión Europea.¿De qué valieron las arengas en su momento, de poner a Enatex ‘en batalla’, de escuchar hasta el cansancio que el mercado interno sería la plataforma de salvación, o que gobiernos ideológicamente cercanos nos comprarían lo que quisiéramos, o que se instara a los propios obreros a salir en ‘brigadas’ para vender en su tiempo libre -un trabajo no remunerado, por cierto- las prendas que generaban en la empresa, o colocar las ‘tarjetas Enatex’ entre los propios funcionarios públicos?De nada, porque a los adeudos de sueldos, siguieron los despidos de personal y finalmente su cierre, cayendo en saco roto aquello de que se recuperaba la dignidad para sus 1.600 trabajadores con ‘salarios dignos y condiciones laborales de respeto a todos sus derechos’, nada de ello pasó.Lo que para unos pocos fue un lindo sueño, transcurrido poco tiempo se convirtió en una pesadilla para muchos.¿Qué dicen ahora los detractores del Acuerdo de Libre Comercio con EEUU?Cuando teníamos libre acceso garantizado a ese mercado, se exportó millones de confecciones, se generó empleos dignos y mucha gente fue feliz.Perdido el Atpdea, ni la orgullosa Venezuela ni las veleidosas Argentina y Brasil compraron lo que nos prometieron dos presidentes ya muertos (Néstor Kirchner y Hugo Chávez) y tampoco el otro en desgracia (Lula).Cuánta razón tuvo el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, cuando en una ocasión dijo respecto a Enatex que se sentía ‘engañado y defraudado’ por cierta ministra. Claro, si hizo castillos en el aire que al desmoronarse, desgració la vida a muchos bolivianos.El Deber – Santa Cruz