Todo un síntoma de los tiempos que corren en el evismo tardío: dos periodistas críticos hacia políticas o altas figuras del régimen tuvieron que abandonar el territorio boliviano en los últimos días, para evitar caer en los engranajes trituradores de una justicia servil al Órgano Ejecutivo.El caso más reciente es el del comentarista de televisión Carlos Valverde, quien meses atrás desató el escándalo del tráfico de influencias que envuelve al presidente Evo Morales y a su ex novia, Gabriela Zapata, favorecida con mega-contratos multimillonarios del Estado para la empresa china cuya filial gerentaba en Bolivia, Camc.A raíz de diatribas lanzadas en su contra por dos ministros y de sendas amenazas de aprehensión y procesamiento, Valverde procedió primero a ponerse a “buen recaudo” (entrar en la clandestinidad), para finalmente revelar el día de hoy que se encuentra en la República Argentina para “resguardarse de presiones” y “no darles el gusto” (a personajes del gobierno de verlo tras las rejas y sometido a un indebido proceso).Por otra parte, días atrás se había registrado la salida hacia el Brasil de Wilson García Mérida, director del periódico Sol de Pando, especialmente crítico con los manejos del ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, quien habría amenazado con enviarlo a la cárcel por “sedición”.Es revelador que en ambos casos –que sin duda echarán por tierra a Bolivia en los indicadores internacionales de libertad de prensa-, se encuentre la mano del mismo secretario de Estado, convertido en una suerte de Rasputín o “monje negro” del régimen evista…[email protected]