Duncan Jones, el pasado noviembre en el centro de convenciones de la ciudad de Anaheim CaliforniaEl hijo de David Bowie habla del fallecido cantante como su mentor
Tiene cara de niño bueno. No se parece a su padre, el icono de la música David Bowie. Pero a Duncan Jones eso no le importa. Ahora tiene 44 años y una carrera como director de cine, que algunos críticos definen como una de las más interesantes de la última década. Aún así, las referencias a su padre son inevitables. Incluso en la camiseta que lleva, con la que promociona su nueva película, Warcraft. Esta prenda une sus dos vidas, la que se ha labrado y la que le vino de nacimiento. «No es un orco cualquiera”, dice, señalando el dibujo que adorna su pecho. “Lleva la identificación que le adjudicó la policía a mi padre cuando le detuvieron en Nueva York», se ríe.
Jones recibe a EL PAÍS en los estudios Universal de Los Ángeles para hablar de su nuevo estreno y también su primera superproducción. Este proyecto, que espera convertir en saga, está basado en uno de los videojuegos más populares de la historia y uno de sus preferidos.»No, mi padre no jugaba a estas cosas», se le escapa, como si alguien se imaginara a Ziggy Stardust detrás de una consola. Se le escapa porque preferiría no hablar de su vida familiar o de la muerte de su padre el pasado enero víctima de un cáncer de hígado que ocultó a todos aquellos que no eran íntimos. Pero cada pregunta sobre Warcraft, película en la que el director de Moon y Código fuente ha invertido tres años y medio de su vida, acaba con un recordatorio al hombre que tiene en mente. «Siempre lo llevaré en mi corazón», concede sin perder la sonrisa. Se lo dijo antes de morir. Si algo lo tiene tranquilo es que pudo decirle adiós al hombre con el que se crió. «Tuve la fortuna de saberlo con anticipación como para poder pasar tiempo con él y no dejar nada por decir», admite. De lo que no tuvo tiempo el camaleónico músico fue de ver la nueva película de su hijo o de conocer al que sería su primer nieto, el primogénito de Jones fruto de su matrimonio con la fotógrafa Rodene Ronquillo. «Obviamente son momentos emocionantes», resume.
Very sorry and sad to say it’s true. I’ll be offline for a while. Love to all. pic.twitter.com/Kh2fq3tf9m
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— Duncan Jones (@ManMadeMoon) 11 de enero de 2016
Son muchos los que no sabían que David Jones, más conocido como David Bowie, era su padre. Desde su infancia como Duncan Zowie Haywood Jones, su nombre completo, Duncan Jones ha pasado por muchas encarnaciones. Cuando se llamó Joe, cuando se perdió en Ohio (EE UU) para estudiar Filosofía, cuando fue la sombra de Tony Scott para aprender cine o cuando trabajó en Londres en la industria del videojuego para pagar el alquiler. ¿Lo que nunca fue? Un iconoclasta o un músico. «La música nunca me interesó», se encoge de hombros. De su padre aprendió otras cosas. «Con él me vi La naranja mecánica cuando solo tenía 8 años. Demasiado joven», se ríe. También leyó a George Orwell o John Wyndham, el tipo de ciencia ficción que luego ha inspirado su carrera. Y a su lado hizo sus pequeños cortometrajes con muñequitos de los Pitufos o de La guerra de las galaxias como si fuera el nuevo Ray Harryhausen. «Mi padre tuvo mucha paciencia conmigo», reconoce. Pero, sobre todo, lo que aprendió de él fue el coraje. «Me infundió el valor de ir contracorriente», confiesa.Le habría gustado poder hacer cine juntos. No hubo tiempo. Duncan quería labrarse una carrera más sólida antes de trabajar con el actor de Dentro del laberinto, Hunger, Twin Peaks o Bienvenido Mr. Lawrence. Pero porque era su padre y «uno nunca es lo suficiente para un padre». No porque era Bowie. Eso lo fue para los demás. «Por mucho que lo admire, solo veo a mi padre -deja claro-. El artista, el icono cultural, el instigador que ven los demás es otra persona. Agradezco los pésames que recibo pero lloramos la muerte de alguien diferente», asegura.
Fuente: elpais.com