El escritor Carlos Franz responde al carrusel de preguntas de este diario
¿Qué libro le cambió la vida?
Los libros que yo escribo son siempre urgentes para mí, escribo sobre cosas que me importan. Y como lector, hay muchos. No se puede decir que uno de ellos te cambia la vida. Entre todos van integrándose a esas lecturas, a tu propia biografía y de ese modo van cambiándote la vida. Yo no sería el mismo si no hubiera leído ya tres veces El Quijote de la Mancha.
¿Cuál es su rutina diaria para escribir?
La única rutina es la rutina misma. Creo que el novelista, desgraciadamente, debe ser un ser rutinario, que se siente todos los días a escribir, tenga o no tenga claro lo que va a narrar, para que la inspiración te pille trabajando.
Respecto a su trabajo, ¿de qué está más orgulloso?
Yo quisiera creer que del uso del lenguaje. Le he dedicado muchos años a la literatura y mi trabajo ha sido uno sobre el lenguaje. Las historias me importan mucho. Me importa mucho la estructura, la trama, la construcción de personajes, pero sé que nada de eso es posible si no se hace mediante un lenguaje que se adapte a lo que se está contando y no a la inversa.
¿Qué libro regalaría a un niño para introducirlo en la literatura?
El Principito, para un niño de ocho años. Ya para alguien de 10 o 12, le regalaría Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne.
¿Quién sería su lector perfecto?
El lector perfecto no existe como tampoco el escritor perfecto, pero se acerca a la perfección el traductor. Los traductores de mis novelas han sido, algunos de ellos, lectores extraordinariamente atentos, que se fijan en cada detalle, en cada palabra, porque están obligados a tratar de dar una versión lo más fiel posible.
¿Algún sitio que le inspira?
El sitio que más me inspira es mi escritorio, porque estoy aislado sin demasiados estímulos externos.
¿De pequeño quería ser?
Quería ser mago, prestidigitador y buzo buscador de tesoros. De adolescente se me ocurrió ya ser escritor, que es otra forma de ser mago, prestidigitador y buscador de tesoros.
¿Qué libros están normalmente en su mesa de dormir?
Vuelvo a ciertos autores rusos como Tolstoi, de preferencia, pero también a Turgueniev. Autores ingleses como Conrad y Henry James me gustan mucho.
¿Cuál es la última película que le hizo reír a carcajadas?
Lo que me gusta es más bien sonreír que reír a carcajadas. Eso es lo que hace Woody Allen, por ejemplo, con Medianoche en París.
¿Un sueño recurrente?
Me acuerdo poco de mis sueños, quizá porque sueño despierto.
¿Dónde no querría vivir?
No me gustaría vivir en el pasado. Me gusta vivir el presente y el porvenir.
¿Qué significa ser un escritor?
Significa darle más importancia a contar la vida que a vivirla, lo cual es un gran sacrificio.
Fuente: elpais.com