JRQ

MENDIETA OKOKGonzalo Mendieta RomeroPensaba escribir una sentida proclama a favor de las libertades públicas, pero hay muchos postulantes en la cola de los que desafían al ministro Quintana (JRQ). Es que la medicina del miedo no es del todo efectiva. Si lo fuera, los herederos de Gengis Kan seguirían gobernando el mundo (Zavaleta casi dixit).Por el contrario, la intención de JRQ de amilanar a sus críticos puede acabar alentando un sobrecargado concurso de quién será el más osado al frotar desdeñosamente el mentón, la cabellera y los pabellones de las orejas del ministro. Y fomentar ese concurso implicaría cultivar un machismo como el de JRQ, aunque careciera de las vaporosas seguridades del poder.Por otra parte, el Padre Eduardo Pérez ha puesto alto el listón de la contundencia y la responsabilidad, con su convocatoria a JRQ a concurrir a un programa de Fides (mientras algunos opinadores, detractores de la Iglesia, andan en sumisa indulgencia con JRQ& Cía.). A ver qué tal le va a JRQ en untête à têtecon el Tata Pérez, si sucede.Por todo eso quise evitar la gestualidad del concurso aquel. Basta con descargar aquí lo que JRQ hace pasear por mi mente, sin otro motivo que la ociosa catarsis.Raymond Aron afirmaba que André Malraux -escritor y ministro de Cultura de Charles De Gaulle- era un tercio genial, un tercio falso y un tercio incomprensible. En esa línea, JRQ es un tercio belicoso, un tercio elemental y un tercio indescifrable. Veamos por qué.Empezando por la beligerancia, JRQ es ducho en la invectiva; más que sus pares en el oficio, en general predecibles o tediosos sin remedio. Por ejemplo, los excitados alegatos de JRQ en la Asamblea Legislativa condensaron potencia discursiva, más allá de su contenido. Y no aburrieron al público. De los personajes del mismo corte que ofrece el Gobierno, JRQ es entretenido. Además, su disposición para el kickboxing exalta a sus seguidores.Mientras, el tercio elemental del guerrero JRQ es menos apreciable. Porque creer que una arenga a la tropa -en clave de amenaza con una «chocolateada” general- frenará la corrosividad política de las corrientes de opinión de fondo que afectan al Gobierno, es de un voluntarismo más propio de un cabo.Un político sin genio en un tercio como el de André Malraux, pero siquiera prudente en un quinto, aconsejaría a JRQ abandonar el arrebato en pro del diagnóstico. A manera de ilustración: Carlos Valverde no habría desatado un incendio «zapatista” en la pradera del MAS, si no hubiera una duda extendida sobre el manejo de los ingentes recursos que ha recibido el Estado en la última década. Un esfuerzo genuino de enmienda haría más por el Gobierno que mil fiscales juntos o centenares de disertaciones de JRQ.Para dirigir un gobierno conviene rodearse de gente que tenga al menos un tercio genial, como hacía De Gaulle. Los elementales sin genio son mejores en la barra brava, y además tienen costo; principalmente por su incapacidad de probar otras herramientas que las que dominan.Hay, finalmente, un tercio indescifrable en JRQ. El diván tendría dificultad para analizar a la vez al frenético ministro de hoy y al exmilitar de antaño, de formas suaves, que embelesó a la prensa -hoy lo sufre- con su crítica ilustrada de la institución militar.Quién sabe JRQ era recatado debido a una personalidad vulnerable, que hoy actúa como sueña ser, por compensación sicológica: un soberano que entierra por fin sus debilidades. En la Asamblea Legislativa reveló temores, como cuando habló de la «muerte civil” a la que buscaron someterlo sus enemigos. Pero su fama es fruto de los medicamentos que le receta.La cara indescifrable de JRQ me hace cavilar de vez en cuando. Si yo tuviera afición por los policiales, imaginaría que un protagonista así pudiera actuar en el papel de agente doble. De esos con afán de probar a gritos y permanentemente su compromiso, su inflexibilidad con la causa, para camuflar otros planes. Pero leo y veo pocos policiales. Muy raramente me asalta la estúpida idea de que JRQ pueda ser a Evo lo que Antonio Arguedas fue a Barrientos.Página Siete – La Paz

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