El pasado mes de marzo, Joshua y su esposa Alice, residentes en Oregon (EE.UU.), salieron a cenar y dejaron a su bebé con una niñera. A la vuelta, encontraron al pequeño Jacob lleno de golpes, con media cabeza amoratada y heridas mientras su cuidadora dormía en el sofá, por lo que acudieron rápidamente a la policía.
Dos meses después, se encuentran con la fatal noticia de que los cargos contra la agresora han sido retirados. Según publica The Oregonian, el motivo es que el niño no puede confirmar verbalmente que fue agredido.
Ante la indignación y la impotencia de la noticia, el padre ha compartido la historia en su muro de Facebook con el objetivo de hacerla viral y poder presionar así a la justicia.
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Joshua Marbury no se explica cómo se investiga un asesinato, donde «el muerto no puede decir quién le mató», y no su caso, solo porque su hijo no pueda confirmar los hechos y la intencionalidad. Asimismo, y además de la documentación fotográfica del abuso, asegura que la propia cuidadora se derrumbó y llegó a confesarle los hechos.
¿Por qué ha pasado esto? Según los fiscales, un fallo de la Corte de Apelaciones de Oregon en el año 2012 ha hecho que sea mucho más difícil presentar cargos en aquellos casos de abuso en los que las víctimas que no puedan hablar.
De momento, la denuncia de Joshua en las redes sociales ya ha sido compartida más de 400.000 veces.
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Fuente: huffingtonpost.es
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