Las derivaciones que ha adquirido el caso Zapata tienen muchas similitudes con el caso Rózsa, el montaje que usó el régimen gobernante a partir del 16 de abril de 2009 para destruir, perseguir y encarcelar a los impulsores del movimiento autonomista, que ponía en peligro la construcción de la hegemonía autocrática que está en franco debilitamiento en estos días.
Justo cuando las fuerzas democráticas estaban comenzando a levantar cabeza y después de haber anotado su primera victoria electoral de gran envergadura, el 21 de febrero pasado, el Gobierno utiliza todo su poder para darle vuelta a un escándalo que pone en peligro su continuidad más allá del 2019.
Con una absoluta ausencia de escrúpulos y echando mano del aparato judicial que controla, los operadores gubernamentales están instrumentalizando el caso Zapata para ejecutar un minucioso trabajo de persecución que apunta a destruir a todos los exponentes de la oposición que pudieran tener ciertas posibilidades electorales y que lógicamente le hacen frente a un debilitado “proceso de cambio”, cuya credibilidad va en picada.
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Cuando se produjo el caso Rózsa, la mayoría de los que hoy están en la mira reaccionaron con una indiferencia muy parecida a la complicidad. Conviene recapacitar y hacer fuerza común, pues ambos montajes siguen activos.
Fuente: eldia.com.bo