Juan José Toro MontoyaExiste una larga lista de mujeres que jugaron papeles decisivos en la historia de Bolivia, pero es menos conocida aquella en la que figuran las que influyeron en los acontecimientos de su época al convertirse en amantes de los presidentes.Para Carlos Hugo Molina, el romance entre Manuela Sáenz y Simón Bolívar habría sido determinante en la autorización del libertador para el surgimiento de Bolivia. Un caso más fácil de probar, ocurrido por esos años, es la relación que Antonio José de Sucre tuvo con la tarijeña Manuela Rojas, pues habría sido la razón para que Casimiro Olañeta, que también pretendía a la dama, desatara una feroz campaña contra el mariscal de Ayacucho movido por el despecho.Otro caso digno de estudio es el de Juana Manuela Gorriti, la escritora y feminista argentina, que es más conocida en nuestro país por haber sido la esposa de Manuel Isidoro Belzu. Según Mariano Baptista Gumucio, Gorriti conoció a José Ballivián cuando este era presidente y ya estaba rodeado por el aura gloriosa de la batalla de Ingavi. Ambos se enamoraron pese a estar ya casados, aquella con Belzu y el mariscal con Mercedes Coll. La relación que surgió entre ambos habría sido descubierta por el futuro ‘Tata’, quien llegó al extremo de agredir al presidente en Palacio de Gobierno. Como consecuencia de ese triángulo amoroso, Belzu se convertiría en el más enconado enemigo de Ballivián y el país se dividiría en dos bandos que protagonizaron una guerra civil de baja intensidad.El de Juana Manuela es un caso relevante no solo por sus efectos, sino por la personalidad de aquella mujer que, más allá del adulterio, se destacó por sí misma, por su cultura, personalidad y talento, y ahora forma parte de la galería de mujeres célebres de Argentina. Es muy distinto del de otra Juana, la Sánchez Campos, que, como publiqué en febrero de este año, fue la amante que ejerció influencia notable en Mariano Melgarejo. Yo no me atrevo a hacer comparaciones porque, para ello, necesitaría ilustrarme más sobre Juana Sánchez, pero es indudable que la fama que ha cobrado Gabriela Zapata la superpone, por lo menos temporalmente, a la que fue la amante del tirano del sexenio.Entre febrero y junio han pasado muchas cosas, incluso diariamente, y entre las pocas que quedan claras está el hecho de que el presidente Evo Morales y Gabriela Zapata sostuvieron un romance. Ese es el vínculo entre ellos. Que Zapata haya tenido, además, otros amantes, es más de interés histórico que jurídico. Solo demuestra que superó, de lejos, a la ‘Juanacha’ de Melgarejo.El Deber – Santa Cruz