Adolfo Mier Rivas
Anoche mi suegra se quedó haciendo cuentas hasta tarde. Ella me dijo que si los primeros dos compromisos que jugó Bolivia en Estados Unidos terminaban a los 40 minutos del partido, hubiéramos logrado dos puntos contra Panamá y Chile, respectivamente. Si con Argentina jugábamos solo el segundo tiempo, sumábamos otro punto o sea que nos eliminaban pero volvíamos con tres puntos muy dignos a nuestra casa.
Le dije que eso no podía ser, que hay reglas muy puntuales en el fútbol, entonces ella cambió de tesis y dijo que el fútbol debía ser como el boxeo que, al primer sopapo bien dado, termines en la lona hasta que te cuenten hasta diez y listo el pollo. Para que sufrir más de 220 minutos, viendo a nuestros jugadores bailando con las más feas, soportando humillaciones que horadaron nuestra dignidad plurinacional.Entonces me puse en los zapatos de nuestros jugadores y pienso que un “trágame tierra” era la frase dominante de nuestro equipo, cuando la realidad, te desnuda ante el mundo, demostrándonos que no sabemos jugar fútbol pero que podríamos aprender, como aprendieron los venezolanos y los peruanos, porque se organizaron, trabajaron a nivel de directivas eficientes, inteligentes y capaces. Pero eso es solo una quimera.Qué triste ver un partido de ataque y defensa. Donde hay un solo equipo que, por cuidarse no apretó el acelerador y no nos propino una goleada más humillante, porque cuando metieron a Messi puso sus barbas en remojo.Ya terminó el suplicio y hay que volver a empezar. Nadie tiene una varita mágica, nadie tiene un proyecto creíble. Vamos a seguir enviando a nuestros jugadores a la arena del fútbol, para que los leones nos mastiquen como chicles.No somos nada, tan nada, que ni la crítica ya amerita. Es tarde. Mi suegra duerme. No bebió ni un trago, pero el trago de la derrota fue un nockout para ella. Yo, tranquilo. Barrí el canchón en silencio pensando que el deporte más bello del mundo, para nosotros es la tortura más dolorosa de la vida.