Instrucciones para leer a Cortázar


cortazar Emilio Martínez Cardona*

El autor de Bestiario habría cumplido anteayer 102 años de edad. Publicamos un homenaje a sus inolvidables textos literarios

Un patito de hule y un estroboscopio de bolsillo son los instrumentos imprescindibles para acometer la lectura de la obra de Jules Cogtazag, belga accidental y argentino gangoso por convicción.



Cierto que la empresa puede parecerse más a una navegación agitada que a la plácida (y absurda) operación de extraer el sentido de unos símbolos impresos sobre una página. De ahí el ave gomífera recomendada al principio, apta para aventuras náuticas.

El estroboscopio, en cambio, sirve para constatar que siempre, al fondo de las cosas, está la muerte.

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Entiéndase por cosas a un pueblo de Escocia donde los libros matan; un cuadro de Holbein que es en verdad un mapa de Rusia encriptado; un reloj de cuerda que es un pequeño infierno florido; una tía en dificultades; el espejo donde Salomón Lemos no se vio renacer en la Isla de Pascua; un mundo pesadillesco donde todos se llaman Félix; una batalla que es tema de un tapiz y donde un general es derrotado sin que vuele una sola bala; el laberinto de palabras llamado Rayuela, donde la Maga nos acecha como el Minotauro.

Pero antes que nada, recuérdese que para leer al Flaco es necesario botar toda la casa por la ventana. Botar la ventana misma, y a nosotros con ella.

*Escritor