“Hecha la ley, hecha la trampa”, es una frase que se repite mucho entre los bolivianos, porque todos sabemos muy bien que aquí “se acata pero no se cumple”. Tal vez por eso es que nuestro país tiene fama mundial y seguido se escucha decir que “no hay cosa peor que la ley boliviana…”. “¿Qué es ley?, le preguntaron al poeta que quería ser abogado y respondió: “Lo que manda el rey”, mostrando de cuerpo entero lo que sucedía en la Edad Media y que sigue ocurriendo en nuestro medio, donde el mandamás dicta, juzga y condena con su boca y donde las leyes son instrumentos para perseguir a los enemigos, pues a los amigos se les permite todo.
Si el lector piensa que esto es exagerado, sólo piense en lo ocurrido estos días a raíz del conflicto con los mineros cooperativistas, que provocaron terror en las carreteras a punta de dinamitazos. En el Gobierno no tuvieron más remedio que reconocer que cometieron un error al lanzar un decreto que derogaba otro anterior que prohibía el uso de la dinamita. El ministro de Defensa, Reymi Ferreira, dijo que ni siquiera se debió lanzar el primer decreto de prohibición, pues los explosivos ya estaban vetados por la ley de armas. Tanta contradicción es aprovechada por los violentos, porque ellos saben mejor que nadie, que en cuestión de leyes, Bolivia es el peor ejemplo.
Fuente: eldia.com.bo
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