Los conocimientos acumulados hace cientos de años continúan siendo útiles y usados por las comunidades para sobrellevar fenómenos extremos como la sequía, heladas y vientos que se interpretan como las primeras señales del cambio climático en el departamento.Hay al menos 511 saberes locales y ancestrales que los pobladores usan para adaptarse al cambio climático, afirmó el docente investigador de Agroecología Universidad Cochabamba (Agruco) de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Domingo Torrico.Explicó que a través de este conocimiento se puede esperar que caigan tres nevadas y que una buena siembra. El 16 de julio, que corresponde a la festividad de la Virgen del Carmen; el 15 de agosto, Asunta y el 14 de septiembre, Exaltación.Entonces los agricultores están en condiciones de cultivar. Sin embargo, cuando existen muchas nevadas, como las cinco reportadas hace cuatro años en el valle, hará más frío y heladas, razón por lo que hay que “prepararse”, señaló el investigador.Otro conocimiento local para determinar cuándo sembrar es la observación de los vientos y las nubes los días 1, 2 y 3 de mayo en Santa Vera Cruz y su comparación con los tres primeros días de agosto.“Si hubo algo de vientos entonces hay que sembrar adelantado, eso es buen año, sino atrasado”, explicó Torrico. Añadió que otro indicador de buen año es el aullido del zorro, cuando es normal será un “buen año” y si es irregular “no”.PredicciónEl docente investigador de Agruco- UMSS, Nelson Tapia, informó que ayudados por indicadores naturales como el viento, nubes, flora y fauna, las comunidades campesinas han logrado “predecir” eventos climáticos en base a sus saberes locales. Esto les permite “distribuir el riesgo” que trae consigo el cambio climático.Tapia indicó que la lectura de la naturaleza les permite no arriesgar la siembra o sólo sembrar en determinadas zonas, fechas y pisos ecológicos.Para este año agrícola, que inicia en septiembre de 2016 y concluye en agosto de 2017, la zona andina y los valles pronosticaron un año de “buena cosecha” con lluvia, debido a que los últimos dos años consecutivos fueron secos y malos, razón por la cual ahora “corresponde un año lluvioso”.Explicó que las comunidades se basaron en determinados indicadores para llegar a esa conclusión. Entre ellas, la nubosidad y las amenazas de lluvias registradas en agosto y septiembre; y el intenso y largo frío que todavía se siente en septiembre.Estiman que para este año agrícola los comunarios podrán sembrar y priorizarán los cultivos tradicionales. En los valles, maíz, trigo, papa, habas, hortalizas y frutales. Mientras que en la zona andina priorizarán la papa, oca, papa liza, quinua, amaranto y cañahua.Mayor preocupaciónEl investigador expresó que los comunarios vieron con mayor preocupación los efectos del cambio climático en los últimos 10 años, debido a que el periodo de lluvia es más breve. En los valles, antes comenzaba a llover en octubre por cuatro a cinco meses; y ahora es “más tarde”, inicia en diciembre y concluye en febrero.A ellos se suma que antes los vientos eran frecuentes en agosto, pero ahora “continúan” en septiembre y octubre. El calor también incrementó, antes eran comunes en octubre y noviembre pero ahora inicia en agosto.Asimismo, la intensidad del frío es menor. Según Tapia, las comunidades de las alturas que elaboran chuño aseguran que este producto ya no es de buena calidad porque el frío no es intenso. “Eso es una señal que el tiempo ha cambiado”, señaló el investigador, a tiempo de explicar que el cambio “no es novedad” para los campesinos puesto que siempre fue un factor de riesgo.Lamentó que desde hace más 15 años y de forma gradual los saberes ancestrales se fueron perdiendo y con ellos la capacidad de adaptación al cambio climático. Entre las causas están la modernidad, procesos de urbanización y migración.Otro impacto son las pérdidas agrícolas y pecuarias.Elaboran primer mapa de riesgo del departamentoDe acuerdo al mapa de riesgo de la Unidad de Gestión de Riegos (UGR) de la Gobernación, realizado por Agruco con la incorporación de los saberes y conocimientos locales, en la mancomunidad del trópico las inundaciones son recurrentes; en el cono sur la sequía; en la zona andina las heladas y nevadas; en el valle alto y bajo, las granizadas y sequías; y en región metropolitana la contaminación atmosférica, basura, inundaciones y sequía.Esta gestión, la sequía que vive Cochabamba azotó a 35 de los 47 municipios los cuales se declararon en emergencia.Hasta agosto, la falta de agua en Cochabamba afectó 20.821 hectáreas de cultivo y 27.312 familias que se vieron impactadas por la falta del líquido para riego y consumo. “No se realizan actividades preventivas, sabemos que va venir la sequía pero no hacemos nada”, lamentó Torrico. Los investigadores de Agruco instaron a recuperar los saberes ancestrales y respaldarlos con conocimiento científico. La UMSS trabaja en este sentido.PERCEPCIÓN DE INVESTIGADORESNELSON TAPIA, DOCENTE INVESTIGADOR AGRUCO- UMSS
“Campesinos se adaptan al cambio”
Las comunidades indígenas y campesinas en Cochabamba están organizadas para adaptarse mejor al cambio climático. Tienen muchas prácticas que son resilientes al cambio. Por ejemplo, cuando una comunidad se organiza adecuadamente para combatir el frío, eso se llama resiliencia (…) Esto no pasa en la ciudad. Están haciendo algo los gobiernos municipales porque tienen la URG, pero esperan a que primero ocurra un fenómeno.DOMINGO TORRICO DOCENTE INVESTIGADOR AGRUCO- UMSS
“La ciudad no está preparada”
No estamos preparados para el cambio climático (…) la acción es solamente ante la emergencia cuando ocurre la desgracia y además solamente es paliativa (…) Esa cultura hemos ido adquiriendo, no hay la cultura de la prevención (…) Se nos va venir cosas peores y no estamos haciendo nada. Los campesinos tienen una relación con la naturaleza y se han sensibilizado para observar los fenómenos, la ciudad ha perdido esa sensibilidad.PRIMERAS SEÑALES Y ACCIONESEL CAMBIO CLIMÁTICO “NOS ESTÁ REBASANDO”El director de Agruco- UMSS, Fredy Delgado, definió el cambio climático como un fenómeno mundial ocasionado por la industria y modernidad, que trae consigo el calentamiento global. El fenómeno se materializa con el incremento de temperaturas que inciden en la flora, agricultura y ganadería; además de sequías, lluvias, granizadas y heladas desfasadas de tiempo y en grandes o menores cantidades. El cambio se ha agudizado en los últimos 100 años. A nivel internacional, el cambio climático “nos está rebasando” porque los intereses de los países industrializados no permiten que las acciones avancen.PRIMEROS EFECTOS EN COCHABAMBAUna muestra del cambio climático en Cochabamba es la aparición de la vinchuca, vector del mal de Chagas, en regiones por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, como en Tapacarí, en el límite de la zona andina del departamento, cuando habitaba en los valles. El Sedes ha relacionado la aparición del mosquito Aedes aegypti en los valles por el aumento de la temperatura. El fenómeno hizo posible el cultivo de maíz a 3.000 metros sobre el nivel del mar en Tapacarí. La producción de cañahua también se vio impactada por los fuertes vientos, que ocasionan la pérdida de hasta el 60 por ciento de la cosecha.NORMATIVA EN BOLIVIA Y MADRE TIERRABolivia tiene la Ley 300 Marco de la Madre Tierra como principal instrumento de planificación para afrontar el cambio climático, dijo el director de Agruco- UMSS, Fredy Delgado. A ello se suma que existe un plan nacional de cambio climático, una autoridad plurinacional de la Madre Tierra y un plan de desarrollo económico y social 2016-2020, que propone como uno de los principales instrumentos de planificación a los Planes de Desarrollo Territorial Integral (PDTI), o explanes de Desarrollo Territorial, cuya “base fundamental” es el cambio climático. A pesar de los aportes normativos falta “llegar a las instancias más locales”.GESTIÓN DE RIESGOS SON “PARCIALES”La Ley 602 de Gestión de Riesgos de 2014 determina que los municipios deben elaborar planes, afirmó el docente investigador de Agruco-UMSS, Domingo Torrico. Sin embargo, este trabajo se desarrolló de forma “parcial” y tiene falta de personal. A ello se suma que cada municipio debe contar con un centro meteorológico satelital para monitorear y prevenir eventos, pero se desconoce cuántos cuentan con este equipo. Para Delgado, la alternativa para adaptarse al cambio climático es la agroecología que consiste en la producción de alimentos sin químicos.Fuente: www.lostiempos.com