
La realidad es muy otra: el modelo económico cruceño se ha visto sistemáticamente postergado por el régimen de Evo Morales, toda vez que este gobierno apostó por el extractivismo puro y duro.
Mientras se vivía de la renta gasífera, la burocracia estatal multiplicó las regulaciones sobre el sector agropecuario cruceño, desde una abusiva revisión de la Función Económico-Social que debilita el derecho propietario hasta irracionales candados a la libre exportación, pasando por restricciones a la innovación tecnológica.
Después de constreñir de esta forma a los productores agropecuarios cruceños, ahora el gobierno central se muestra como el salvador, o al menos así lo plantea el sofista mayor del régimen, Álvaro García Linera, quien dice magnánimamente que “no vamos a dejarnos solos” y anuncia “ayudas financieras” del Estado todopoderoso.
En vez de esto, sería preferible precisamente que el gobierno omnímodo “deje solos” y en paz a los productores, sin asfixiarlos con su intervencionismo sobrerregulador…
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