Manfredo Kempff SuárezEl fallecimiento de Andrés Soliz Rada ha dado pie para que muchos políticos, analistas y periodistas, se explayen en comentarios sobre quienes fueron en Bolivia los defensores y artífices de la explotación de gas natural, de ese ingreso económico que pudo permitir a los bolivianos una posibilidad de desarrollo, y, según los optimistas del actual Gobierno, llevarnos a ser el centro energético del continente.Al decir de muchos medios, Soliz, Quiroga Santa Cruz y Almaraz, fueron los héroes del éxito en nuestra política gasífera, lo que no deja de asombrar a la gente adulta, aunque con eso embauquen, penosamente, a la juventud actual. Soliz, Quiroga y Almaraz, según recordamos, se opusieron a sangre y fuego al Tratado de Cooperación y Complementación Económica que los presidentes Banzer y Geisel firmaron en mayo de 1974. Pero, además, los opositores izquierdistas expresaron que Banzer era un entreguista de la riqueza petrolera nacional y Quiroga Santa Cruz incluyó, en el Juicio de Responsabilidades que le entabló al ex mandatario, como uno de sus delitos fundamentales, los acuerdos de Cochabamba.Todo tiene un límite y las mentiras no pueden quedarse como hechos históricos. Eso sólo denigra a quienes callan habiendo sido testigos del pasado reciente. El general Banzer inició en 1974, durante su gobierno de facto, la política gasífera con Brasil y tuvo la fortuna de concluirla abriendo las válvulas del gasoducto con su colega Fernando Henrique Cardoso en 1999, en su etapa democrática. No significa, en modo alguno, que Hugo Banzer hubiera sido el único en negociar los acuerdos con Brasil, porque también lo hicieron los mandatarios militares que lo sucedieron en el poder, y con mejoramiento de los acuerdos y nuevos descubrimientos de gas, los civiles como Hernán Siles Suazo, Víctor Paz Estenssoro, Jaime Paz Zamora y Gonzalo Sánchez de Lozada. S.E., el actual Jefe de Estado, llegó con la mesa servida, para disfrutar hasta el hartazgo.Por lo tanto, no se puede señalar a quienes se opusieron ferozmente a la venta del gas, como defensores de los hidrocarburos. Que luego hubieran reconocido que el gas no podía quedarse enterrado es otro cantar. Así y todo lo que tanto Soliz, como Quiroga y Almaraz deseaban era nacionalizar a las empresas productoras de gas y cuando lo hicieron nos dejaron, como estamos hoy, sin inversiones para poder descubrir nuevos pozos. A Banzer, con el gas como con el mar, lo acusaron de las peores traiciones de manera falaz.