Adolfo Mier Rivas
Seguro que muchos cirujanos plásticos se pusieron a hacer cálculos para ofertar en esta primavera, paquetes para que las tetas caídas vuelvan a su posición normal pero, el tema de esta nota, es otro.
Los productores se niegan a volver a rebajar el precio de la leche que compra la PIL y la PIL está rebosante de leche. Tiene cualquier cantidad del producto lacteo en sus instalaciones. Tiene estocadas unas 12 mil toneladas de leche y busca recortar el costo y volúmenes del producto que recibe.
¿Por qué tanto? ¿Se produce más que la demanda o cada vez consumimos menos leche? Esas respuestas, a muy corto plazo, harán que las vacas de nuestro entorno, harán huelga de tetas caídas, hasta que su producto reciba el precio justo.Los toros serán los más damnificados, porque vacas con ubres hasta el suelo no están en condiciones físicas ni estéticas para entregarse a los no muy románticos inseminadores de placer.El conflicto no es simple y el gobierno, seguro está pensando en homenajear a Santa Cruz y, en vez de hacer una maratón de 10 kilómetros, a lo mejor hace una maratón para ver quien consume más leche y así se equilibra la balanza de ubres y reservas en la PIL. No entrarían en el torneo los miles de ciudadanos que viven de la mamadera del Estado. Solo amateurs, no profesionales.Es hora de crear un programa de incentivo al consumo, tratando de derivar los sobrantes a leche de tigre. A propósito de este asunto, mi suegra me vino con el chisme de que una comadre suya, le consultó el otro día, a que altura se encuentra el corazón. Ella le dijo que a tres dedos debajo de la teta y la anciana se pegó un tiro en la rodilla en el afán de suicidarse. Los policías no hicieron felizmente ningún levantamiento de su cadáver, sino de levantarle las tetas. Ellas y la susodicha se encuentran bien de salud.Humorista
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