Bolivia en el efecto de Drexler


“Me siento boliviano” dice el cantautor y nos cuenta las razones

drexler

Ricardo Herrera

Su afecto por Bolivia no es fingido ni truco demagógico al que apelan otros artistas antes de llegar al país y, aunque lo conoce poco, aprendió a quererlo por el relato de su padre y de familiares que a finales de los años 30 del siglo pasado encontraron en Bolivia el único lugar de América en el que no le cerraron las puertas a los judíos alemanes que escapaban del nazismo.



Esos relatos le despertaron mucha curiosidad por un país que se imaginaba lleno de matices, de historia y de naturaleza exuberante. En 2012, el año en el que vino por primera vez terminaron de apuntalar ese cariño gestado a la distancia.

Al año siguiente compuso un tema que bautizó con el nombre de Bolivia y en el que cuenta el éxodo familiar y que es, si vale el término, el protagonista de su disco Bailando en la cueva, con el que semanas atrás obtuvo dos premios Grammy.

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Ahora, como para cerrar un ciclo de causas y efectos, Jorge Drexler retorna al país a presentar ese tema y lo último de su producción discográfica. Estará actuando el próximo martes en el teatro René Moreno y al día siguiente lo hará en La Paz.
Antes de su visita, el cantautor uruguayo conversó con Extra desde España, país que se ha convertido en su segundo hogar y en el que el pasado 21 de septiembre cumplió 52 años.

_ ¿Cómo se ha ‘transformado’ Jorge Drexler desde tu última visita a Bolivia?
La verdad es que en el ínterin hice un disco que se llama Bailar en la cueva que grabamos en 2013 y salió en 2014 y después hemos estado dando vueltas por todos lados. Hicimos alrededor de 160 conciertos desde que salió el disco. Me la he pasado trabajando mucho estos años y tocando en vivo y ahora muy contento de volver.
Bolivia cumple un rol muy importante en este disco, ya que hay una canción que nombra al país y es para mí un orgullo ir a presentarlo.

_ ¿Hay que buscar respuestas biográficas de lo que te ha pasado en el último tiempo en las canciones de tu último disco?
Sí, todo lo que uno escribe termina siendo autobiográfico, aunque cuente cosas que le pasen a otros. Todo lo que escribo, aunque no me pase a mí, pasa a través de mí y acaba impregnado de lo que estoy sintiendo en ese momento.

El disco está lleno de muchas referencias de cosas que me han estado pasando, sobre todo de mis búsquedas. Por ejemplo, un reencuentro con el movimiento, que es de lo que habla Bailar en la cueva, una reconexión con una parte muy instintiva muy rítmica.

_ En tu último trabajo hay referencias a Bolivia y a muchos otros lugares a través de los ritmos y las personas con las que colaboras. ¿Eso también es un reflejo de estos años?
Exactamente. El disco es un reflejo de mi enamoramiento con América Latina. Este trabajo maravilloso que tengo, que es escribir canciones y viajar tocando la guitarra, para mí es el mejor trabajo del mundo, me ha regalado América, me ha hecho partícipe de un continente. Todos esos lugares en los que me siento de alguna manera comunicado a través del idioma o a través de pautas culturales en común. Yo me siento en casa en muchos lugares a los que viajo a tocar. Básicamente me siento en casa en los lugares en los que soy entendido y donde me entiendan. Como decía Fernando Pessoa: «Mi patria es mi lengua».

un retorno muy esperado  El autor de Sea y al otro lado del río regresa al país y actuará en Santa Cruz de la Sierra el 25 de octubre y al día siguiente repetirá en La Paz

Un retorno muy esperado
El autor de Sea y al otro lado del río regresa al país y actuará en Santa Cruz de la Sierra el 25 de octubre y al día siguiente repetirá en La Paz

_ La historia de tu familia bien podría ser el argumento de una película ¿no?
(Risas) La verdad que sí. Sobre todo, la historia de la familia de mi padre, que ya ha sido el argumento de una novela autobiográfica que tituló Como el Uruguay no hay… cómo llegar. En ella cuenta toda la epopeya de la familia. Desde sus últimos años en Berlín, la salida de Alemania, los seis años que vivieron en Oruro, hasta la llegada a Uruguay. Para hacer un poquito de precisión histórica hubo una convención en Lima a finales de los años 30 en la que todas las cancillerías decidieron dejar de dar visados para los refugiados judíos alemanes y Bolivia se retiró de esa reunión, diciendo que ellos iban a mantener abierto el sistema de visados.

Creo que los actos de generosidad se miden también por las circunstancias históricas. Bolivia corría un riesgo cuando hacía eso, porque estaba mostrando enemistad a un régimen que tenía mucho poder. En ese momento la Alemania Nazi parecía que se iba a comer el mundo. Bolivia no era un país rico económicamente, pero aun así mostró su generosidad al ayudar a inmigrantes centroeuropeos.

Entre la lectura del libro de mi padre y mi vivencia de tocar en Bolivia, me di cuenta que probablemente estoy vivo gracias a una actitud muy generosa que tuvo Bolivia en 1939, cuando todas las cancillerías de Latinoamérica decían que no, Bolivia dijo que sí y eso le permitió a mi familia tener un lugar donde llegar.

_ ¿Qué miembros de tu familia llegaron a Bolivia?
Mi padre, mis dos abuelos, tíos, tías y primos. Uno de mis tíos, el hermano de mi padre, nació en Oruro y mi bisabuelo murió en esa ciudad.

_ Si especulamos un poco, pudiste ser boliviano…
Bueno, no hace falta especular, me siento parte del país. La verdad es que me siento boliviano. En las circunstancias difíciles es que se ponen a prueba las pertenencias y yo me siento perteneciente al país. No estaría hablando contigo si no fuera por ese gesto de Bolivia.

_ ¿Qué recuerdos tiene tu padre de esos años en Oruro? ¿Qué cosas te ha contado?
. Mi padre era muy chiquito, llegó a Bolivia con cuatro años y se fue a Uruguay cuando tenía 11. Cuando llegó a Montevideo le decían el boliviano (risas) por el acento del país que había adquirido. Oruro fue una etapa muy importante en su vida. Recuerda mucho las minas, que jugaba con sus amigos en ellas. Recuerda el colegio Anglo Americano donde él iba, los nombres de sus amigos, de sus maestras… tiene un montón de anécdotas.

Mis abuelos empezaron, primero vendiendo comida, de puerta en puerta. Cuando tuvieron un poco de dinero pusieron una tienda frente a una de las plazas de Oruro.

_ ¿Tu padre regresó alguna vez a Oruro?
No, me encantaría la verdad volver con él. Yo he vuelto con él a Berlín, donde nació. Cuando fui a tocar a Berlín me lo llevé y esta vez tenía la esperanza de tocar en Oruro, pero te soy sincero: estuvimos muy cerca de cancelar esta gira por Bolivia y la única razón por la que la hicimos fue porque yo me empeciné en que teníamos que ir a tocar de cualquier manera, porque hubo un primer promotor inescrupuloso que estafó a parte del público hasta que conseguimos a estos nuevos promotores. Es muy triste que estas cosas pasen, pero si fuera con un poco más de tiempo me hubiera organizado un viaje a Oruro, pero ahora lo veo complicado.

_ Los bolivianos nos hemos convertido en inmigrantes. Mucha gente ha salido del país buscando nuevas oportunidades ¿Cómo vez ese fenómeno?
Yo creo que la historia está llena de pruebas de que la emigración no tiene una sola dirección. Es un fenómeno pendular, de ida y vuelta y que quienes hoy piden asilo lo pueden estar dando mañana y viceversa. Primeros los españoles migraron a América Latina , luego los hijos o nietos de esos españoles intentaron migrar a España para conseguir ese pasaporte; ahora de vuelta esos españoles están emigrando a Latinoamérica a trabajar; lo mismo pasa con los bolivianos.

_ ¿Qué te llevó a emigrar a España? ¿Fue por amor?
No creo que una cosa tan dura como la emigración se pueda sostener si no hay un soporte afectivo, salvo que haya mucha necesidad como es el caso de los refugiados sirios. Pero yo no soy un inmigrante forzado, más bien soy un inmigrante muy privilegiado que no fui acuciado por el hambre o una persecución política. Simplemente vine a intentar redondear mi proyecto artístico. En mi caso sí me enamoré y tuve mi primer hijo y me quedé aquí.

Pero el motivo concreto de mi venida a España fue Joaquín Sabina que me vio tocando en Montevideo y me dijo que me viniera a España, que me iba a ir muy bien. Luego me invitó a irme de gira con él y al mes estaba yo en su casa de Madrid. La verdad que fue como el Oráculo era como si tuviera poderes sobrenaturales, porque todo lo que me dijo pasó. Exactamente así como él lo mencionó.

momentos de una vida de película Recibiendo el Oscar y como actor Prince le entregó el Òscar por el tema Al otro lado del río (arriba) En una escena de La suerte en tus manos, filme en la que él es protagonista.

Momentos de una vida de película
Recibiendo el Oscar y como actor
Prince le entregó el Òscar por el tema Al otro lado del río (arriba)En una escena de La suerte en tus manos, filme en la que él es protagonista.

_ ¿Es verdad que en esa época intercalabas tu trabajo de médico con tus actuaciones?
Absolutamente. Mis dos primeros discos me los pagué trabajando como médico. Yo viví de la medicina hasta los 30 años. Incluso cuando ya radicaba en España y ocasionalmente volvía a Uruguay mis padres, que son cirujanos, reservaban algunas operaciones para hacerlas conmigo (risas) Hasta que les tuve que decir “Miren, ya he dejado la medicina y no voy a volver”. Eso fue muy doloroso para ellos.

En España empecé a grabar temas con otros artistas. Eso me dio mucho prestigio y a iniciar mi propia carrera, aunque demoré mucho, demorénueve años para que me empezara a ir bien como solista. Tuve que sacar cinco discos en España para que me empezara a ir bien. Recién en mi séptimo disco, Eco, empezó a irme mejor, pero al principio trabajaba con audiencias muy pequeñas, en pequeños locales, pero estaba tan contento de dedicarme a la música, que era la persona más feliz del mundo.

_ ¿En algún momento no te arrepentiste de haber dejado la medicina?
No, la verdad que no. Las decisiones vocacionales son claras como el agua. Solo hace falta verlas. Lo difícil es verlas, pero uno sabe qué es lo que quiere y qué es lo que puede también. No es cuestión de agarrar y dejar todo de manera irresponsable. Yo realmente quería dedicarme a la música y sabía que si largaba todo de manera irresponsable no lo iba a conseguir, entonces esperé hasta tener una oportunidad. Estuve como un animal que acecha una presa y una vez que apareció la agarré con uñas y dientes y de ahí no la solté y ni la quise soltar. Sentía que estaba dando un paso valiente, porque realmente tenía mi vida resuelta en Uruguay. Tenía un buen pasar y un futuro en la medicina. Mis dos padres son otorrinos y yo estaba trabajando en la clínica de ellos, listo para ser el heredero de la clínica familiar.

Me preguntabas antes si fue por amor que me vine a España y pensándolo bien sí, fue por amor a la música. El amor tira mucho cuando uno lo deja entrar en la vida. Me dio seguridad, me reafirmó y me ayudó a tomar esa decisión.

_ En tu canción Salvapantallas decís vamos a dar guerra a cuatro guitarras. ¿Es una alusión a tus hermanos que también son músicos? ¿Así son sus encuentros en tu casa?
En realidad, son tres guitarras, porque mi hermana toca el piano (risas) pero no quería entrar en detalles. La música es un componente muy importante en las reuniones familiares. Desde la música tocada hasta la música que se pone. Mi hermana es pianista y DJ, entonces es la que más sabe de música. Mis otros dos hermanos tienen proyectos solistas. Y les va muy bien. «Tengo una canción para mostrarte» es lo que nos decimos todo el tiempo.

Somos muy unidos. Yo soy el hermano mayor. Entonces cuando uno empezaba a estudiar algo, el otro también le entraba la curiosidad y se metía a estudiar lo mismo. Mis tres hermanos son mis amigos, nos queremos mucho. Tenemos muchas cosas de que hablar y muchas cosas en común.

Para mí el salvapantallas es el lugar contemporáneo en el que uno guarda sus verdaderos afectos. Antes era el escapulario, un lugar donde se guardaba la foto de tus seres queridos o la parte de atrás de un reloj donde uno tenía la foto de tus hijos. El salvapantallas hoy cumple con esa función. Cada vez que vez el teléfono o la computadora estás en contacto con tus afectos, con algo que quieres. Es una canción dedicada a mis hermanos. Es una manera de decirles que los tengo en el altar de mis afectos, un salvapantallas en definitiva.

_ Como pocos, puedes jactartete de que tienes un Óscar en tu casa ¿Es cierto que un tiempo lo guardabas envuelto en una toalla y dentro de un cajón?
Alguna vez sí, lo que pasaba es que unos meses después del Óscar me mudé y tuve un tiempo sin poder colocarlo en un lugar definitivo. Tuve varias mudanzas seguidas y lo tenía así, pero hoy lo tengo en una estantería.

Sus amores cercanos  Está casado  con la actriz y cantante española Leonor Watling. Con ella tiene dos hijos y un tercero de una relación anterior

Sus amores cercanos
Está casado con la actriz y cantante española Leonor Watling. Con ella tiene dos hijos y un tercero de una relación anterior

_ Es verdad que el tema iba a ser para Mercedes Sosa ¿Cómo fue esa historia?
Sí, la canción era una especie de baguala argentina, estaba tan contento cuando me dijeron que la iba a cantar ella y quedé muy decepcionado cuando me dijeron que iba a ir mi voz y bueno al final quedó con mi voz, y mirá donde llegó.

_ Fue emocionante tu interpretación a capela al recibir el Óscar, como llamativa tu reverencia a Prince
Bueno, son momentos de la vida que te quedan grabados para siempre.

_ ¿Conversaste con Prince?
Muy poquito, no me pareció una persona muy receptiva, muy curiosa de la música de los demás, pero yo no le pedía que sea ni simpático ni receptivo. Puse una rodilla en el piso para hacerle una reverencia, porque su música realmente me ha marcado.

_ De todos los premios que has recibido ¿ cuál es al que le tienes más afecto?
Hoy justo me llegó un informe de que tengo 188 canciones registradas, me parece un número tan enorme que, sinceramente, el premio más grande que he tenido es el poder vivir de la música, porque durante mucho tiempo lo soñé y pensé que no iba a ser posible.

_ Hay muchas personas anónimas que suben a Internet videos cantando tus canciones. ¿Alguna en especial te ha resultado más curiosa?
Hay muchas curiosas, pero siempre es sorprendente. Es increíble, hasta los 30 años yo estuve del otro lado del mostrador escuchando canciones de músicos que admiraba, sacándolas con la guitarra, deseando algún día conocerlos, soñando poder subirme a un escenario y dedicarme a eso. y hoy veo que otras personas han agarrado mis canciones y las tocan. Eso me parece un verdadero milagro. Me siento una persona muy afortunada e intento no olvidarme de ser una persona agradecida cuando veo eso.

_ En otro de tus temas dices que ‘no crees en las recetas de la felicidad; pero apelando a tu pasado como médico ¿Qué placebos recetarías para la felicidad?
Ujum… Es que hay cosas concretas que no son placebos y que está demostrado que hacen bien a la felicidad. El ejercicio físico por ejemplo, que es una línea directa hacia un tipo de bienestar.

_ ¿La música no entraría en esa lista?
También, pero sería muy obvio que te lo dijera (risas)
Pero no siempre para la felicidad, hay música que está pensada para inquietar, para acompañar, para dormir, pero siempre acompaña. Es una herramienta de empatía muy grande del ser humano. Fijate que llevamos haciendo música por lo menos 45.000 años. Encontraron una flauta de hueso de mamut en Alemania que data de 45.000 años y ya tenía una escala pentatónica que se usa en muchas músicas de cinco notas. Si pensamos que la agricultura está con nosotros desde hace 12.000 años y la escritura desde hace 8.000, la música es un conocimiento que está muy unido a nuestra especie, si no ¿cómo se explica que se haya mantenido por tanto tiempo con la especie humana? Tiene que tener una función y yo creo que es la empatía, hacernos sentir parte de algo

Fuente: eldeber.com.bo