Arturo Murillo Prijic
Al cumplirse 34 años de democracia en Bolivia, el vicepresidente Álvaro García Linera hizo una evaluación pública y, como es su costumbre, destiló odio contra los partidos políticos y contra las personalidades que gobernaron antes del MAS. Puntualmente dijo que aquella democracia, no era una democracia plena sino una democracia de “baja intensidad”. Y a los políticos de ese periodo los llamó “levudos”.
El vicepresidente está resentido. Antes no era tan directo, pero desde que un día aparecieron documentos donde lo deschapaban y revelaban sus mentiras y se supo que no es Licenciado, desde ahí se ha vuelto más intolerante. No soporta a la oposición ni la crítica y sus intervenciones públicas lo delatan, destila odio
En otras oportunidades, ya ha insultado a los políticos de la oposición: “tontos”, “mentirosos”, “cachafaces”, nos ha dicho, y ahora se fue más atrás en la historia para insultar a quienes recuperaron la democracia de las dictaduras y crearon la institucionalidad, que ahora sobrevive apenas.
Es lógico que Álvaro García Linera insulte a la democracia. En los años 80, cuando los que él llama “levudos” intentaban recuperar la democracia, él decidió irse a estudiar a México. Y luego volvió y trató de hacer una guerrilla contra la democracia. Como no tuvo capacidad para organizar bien su guerrilla, se dedicó a asaltar las remesas de los estudiantes y así su grupo se hizo de un botín de más de medio millón de dólares. Su socio en estos asaltos, Felipe Quispe, lo ha denunciado repetidas veces, y ha dicho que los García Linera se quedaron con el botín.
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Hay una deslealtad del vicepresidente con la democracia y con Bolivia. Él llegó a ser lo que es gracias a esa democracia que hoy desprecia. Esa democracia que tuvo sus errores nunca se ensañó con él y a pesar de que hubo pruebas de sus crímenes, esa democracia que no respeta, le respeto la vida a un terrorista confesó y le permitió candidatear y ser Vicepresidente, con las ventajas que eso trajo para él y su familia.
Sin esa “democracia de baja intensidad”, que de acuerdo a su interpretación dio paso a la “democracia de alta intensidad” del MAS, García Linera no habría llegado a tener la figuración que hoy tiene, no habrían habido el contrato de 18 millones de dólares de su cuñada en el BoA, ni sus sobrinos habrían sido dueños de la mina La Millonaria, ni hubiera contado con las ventajas que hoy cuenta.
Lo más triste es hurgar un poco en la prensa para darnos cuenta de que esa “democracia de alta intensidad”, la democracia del MAS, recorta cada día las libertades ciudadanas, usa los dineros del Estado para pagar documentales para difamar a periodistas, y políticos como el contrato que le hicieron al periodista argentino Andrés Salari, para desacreditar a periodistas bolivianos.
La democracia del MAS tiene más de 800 exiliados. La democracia del MAS tiene decenas de presos y más de 70 muertos. En la democracia del MAS hace dos meses murieron 5 mineros y hasta hoy nadie ha resultado responsable.
Entonces, ¿Quién es el “levudo”, que no puede entender lo que pasa? En la democracia del MAS lo único que si está ocurriendo es una “corrupción de alta intensidad”. No es necesario que los organismos internacionales digan que Bolivia es subcampeón mundial en corrupción, eso se sabe bien.
El Gobierno de Evo Morales reparte dinero a los dirigentes sociales del MAS para sus viajes al exterior, recién gastaron casi medio millón de dólares en alquilar un avión para ir a Panamá. Y ya conocemos el caso del Fondo Indígena, el caso Gabriela Zapata, las barcazas chinas, la empresa constructora del Ejército, Enatex, Papelbol, las obras entregadas a dedo y sin licitación, etc.
El vicepresidente ya no es el de antes, aunque quiera insultar a la democracia, ya no puede. No tiene credibilidad, la “corrupción de alta intensidad” del MAS y del Gobierno le han quitado autoridad, sólo da lástima se lo ve avejentado y asustado, pobre bachiller.
Senador de la República Plurinacional