Escisiones de los Zetas y el cartel del Golfo se disputan la zona, mientras los empresarios intentan contrarrestar la mala imagen del balneario
La joya de la corona turística en México está viviendo su peor crisis de seguridad. El tiroteo en la discoteca Blue Parrot en Playa del Carmen donde murieron cinco personas y el ataque a la Fiscalía General en Cancún han encendido las alarmas en el Caribe mexicano. Las bandas criminales han emprendido una batalla por el control de la venta de drogas y el cobro de derecho de piso (extorsiones) en diversos negocios tantos legales como ilícitos, según explica Alejandro Hope, experto en temas de seguridad. «Esto ya venía deteriorándose desde hace varios meses, en el verano pasado hubo ataques a salas de masajes o centros de prostitución, pero ahora brinca porque el tiroteo ocurre en un evento internacional donde hay víctimas extranjeros y porque el ataque a la Fiscalía es una agresión directa a la autoridad», asegura el analista.
En esta región, con una economía pujante por el turismo, los empresarios han intentado hacer un control de daños. A primera hora de la mañana del miércoles anunciaron una campaña para frenar las «malas noticias» y hablar «bien» de Cancún. Los líderes de la industria turística del sureño Estado de Quintana Roo -donde se asientan los famosos balnearios- no quieren que ocurra lo que pasó en Acapulco, otro de los grandes atractivos turísticos de México que se fue apagando por la violencia que lo azota desde 2011. Bajo el eslogan de “Cancunners, because we love it”, han emprendido ferozmente una defensa del turismo.
Las cámaras empresariales que agrupan a hoteles, restaurantes y bares han minimizado el problema de la extorsión en los negocios. «En Cancún nunca hemos tenido este tema», afirmó Juan Pablo Aguirre, presidente de la industria de restauranteros en la localidad. El líder empresarial afirmó que lo sucedido el martes se sobredimensionó. «Lo más sano es dejar de hablar del tema», reiteró. Luis Cámara, presidente del Consejo Coordinador Empresarial del Caribe, dijo que sólo tiene conocimiento de un caso de extorsión. «No tenemos ese dato porque la gente se vuelve temerosa para comunicar este tipo de cosas», justificó. El blindaje emprendido por el sector empresarial no es para menos si se revisan las cifras de la prosperidad económica que deja el turismo en la región. En 2015 generó una derrama de 8.600 millones de dólares al Estado. Además la entidad caribeña capta el 35% del total de divisas que ingresan al país por concepto de turismo.
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La disputa de los carteles
En Quintana Roo la presencia de los cárteles del narcotráfico se remonta a los años de Gobierno de Mario Villanueva (1993-1999). El político que llegó al poder abanderado por el gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que actualmente está preso fue acusado de tener nexos con el líder del cártel de Juárez, Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los cielos. Días antes de terminar su mandato, Villanueva se dio a la fuga tras ser acusado por la Fiscalía General de los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada. El caribeño Estado era el trampolín de la organización criminal para introducir cargamentos de droga procedente de Colombia y luego transportarla hacia Estados Unidos.
Las metamorfosis que han sufrido los grandes cárteles de la droga en México han hecho que sus células ganen terreno local. En Quintana Roo, por ejemplo, los grupos que actualmente pugnan por el control de la zona son escisiones de los Zetas y el Cártel del Golfo, explica Alejandro Hope. Estas pequeñas bandas principalmente se dedican a controlar la venta de droga al menudeo, a realizar cobros de piso (una cuota que deben pagar los locatarios y comerciantes) y extorsiones. En Cancún, dice Hope, los ataques a los negocios de salas de masaje o prostitución y las balaceras perpetrados por estos grupos en pequeños bares han ido en aumento. La advertencia de que se avecina una escalada de violencia son los recientes hechos ocurridos en Cancún y en Playa del Carmen.
En Quintana Roo hay una combinación de factores sociales que podrían llevarlo a que se repita lo que ahora se vive en Acapulco, advierte el analista en seguridad, Hope. Tiene un crecimiento poblacional muy acelerado, hay altos niveles de desigualdad y cuenta con una economía regional próspera que genera muchos blancos para la extorsión y otros delitos, enumera. «Tienes una segregación muy marcada: la zona turística y el resto, tienes migrantes jóvenes con perspectivas económicas muy pobres y un mercado boyante para los criminales», expone.
El territorio es un mercado atractivo donde las organizaciones criminales constantemente buscar la rendija para entrar. Gustavo Nieto Navarro, comandante de la décima región militar, declaró a medios locales en septiembre pasado que un cartel independiente -no mencionó nombre- había llegado a la zona norte del Estado. El mando castrense también reveló que el Cártel Jalisco Nueva Generación peleaba por entrar a Cancún. Un informe de la Agencia antidrogas de EE UU, sobre el tráfico de drogas fechado a mediados de 2015 alertaba no sólo de la presencia de Golfos y Zetas, sino también del cártel de Sinaloa.
Fuente: elpais.com