Manfredo Kempff Suárez»Se nos fueron con nostalgia los carnavales de antaño/cuando los Tauras de entonces derrochaban su alegría,/ engalanando la fiesta, adueñándose del Corso,/ con batones rojo y negro y carros de fantasía». Este verso de nuestro bando carnavalero, que puede tomarse como un viejo recuerdo de tiempos idos, es una añoranza de la vida a de la comparsa más antigua de Santa Cruz, la agrupación de amigos formada en los años 40 que renace con fuerza en cada Carnaval, como ahora, en que todos los Tauras estamos alborotados.Habemos viejos, vejancones, de mediana edad, y jóvenes entusiastas que renuevan cada año la savia que brota de las raíces que producen nuestras tradiciones. Tenemos distintas edades como también actividades diferentes, porque hay empresarios del campo y de la industria, profesionales de la medicina, el derecho y las letras, políticos de diversas tiendas, militares, comerciantes, pero todos tienen algo de artistas. Y lo que más nos importa, el denominador común de los Tauras: somos amigos de gran corazón y nos junta el amor por nuestro pueblo y el Carnaval.Personajes extraordinarios han sido nuestros antecesores y para eso sólo hay que volver a nuestro bando carnavalero: «Hoy evocamos a Carlos, nuestro eterno Presidente/ a los hermanos Urenda, al inmortal Panteonero/ al poeta don Enrique y al audaz Roque Landívar/ que dio nombre a la comparsa en el minuto certero» «Como olvidarse de Jerjes, de Joaquín, de Placidito/ de los hermanos Soruco, y del propio General/ del ameno Percy Antelo, del escritor don Hernando/ y de tantos que se fueron, todos de estirpe oriental…»Herencia que atesoramos con Lucho Leigue adelante/ abriendo con paso firme, el Corso del Carnaval/…»Lo secundan con prestancias el audaz Chevo Camacho/ junto al Negro, el gran galeno, y el cordial Pico e’ Tetera/ y el Cambódromo estremece al paso de la comparsa/ en andanzas atrevidas de esta hermosa cofradía».El entrañable caserón al estilo de las moradas coloniales y republicanas cruceñas que nos ha acompañado en los corsos de los últimos años, ahora se presentará renovado, más amplio, siempre con horcones y galerías de tipo andaluz y con la bóveda hermosamente decorada con una reproducción de vivos colores de una pintura de la incomparable Ejti Stih y que alguno de los cofrades ya ha bautizado como la «sixtina» de nuestro Carnaval.Está listo el carro, está lista la banda que tronará desde el sábado del Corso hasta el martes del final, está el cotillón para la fiesta del Club Social, están listas las Casas de Espera y las botellas que se libarán, el sitio de los churrascos y majaditos, y de la patasca del amanecer. No tenemos una reina Taura porque todas las bellas del Carnaval son nuestras reinas, y porque somos rendidos súbditos de la espectacular Pamela y la veneramos como soberana absoluta y alma de nuestra Fiesta Grande.Esperamos contar con Lucho Leigue en estas Carnestolendas del 2017, porque es un emblema de los rojineros carnavaleros, que nos honró liderándonos durante años. Y sabemos que en cualquier momento tendremos junto a nosotros al querido Toti Castedo, el amigo entrañable, generoso, conciliador, quien con su esposa Martita, han dado todo por los Tauras, abriendo la puerta de su casa, cuantas veces fuera aquí o en Concepción, siempre con la sonrisa amiga y el apretón de manos fraterno.Aguardamos el Carnaval como todos los años, con un sentimiento de alegría y de ansiedad. Ya queremos ver los carros engalanados del Corso y las comparsas fantásticas en su tumulto y desorden. Luego vendrán los días de pringazón. Es lo nuestro y así nos gusta festejar. Hace 200 años era igual y al parecer no pensamos cambiar.Y los Tauras seguimos bailando: «Rondas de rojo y de negro, girando a los cuatro vientos,/rondas de negro y de rojo, sin principio ni final,/ rondas de noches intensas, de Carnaval y comparsa,/rondas que son siempre nuestras y que nunca morirán»..