Los responsables de la nueva versión de la película han revelado en una entrevista que el autor de las canciones del filme original las escribió como metáfora del sida.
Quedan pocas semanas para que por fin podamos ver el resultado de la adaptación a acción real de La Bella y la Bestia, el único filme de dibujos de Disney nominado al Oscar a la Mejor película.Ante este hito –lo habitual es que las películas de animación solo compitan en su categoría específica–, es normal que sean muchos los escépticos que todavía duden de la necesidad real de haber producido esta nueva versión más allá que la de engordar todavía más las arcas de la compañía, que ha encontrado en esto de volver a grabar sus clásicos con actores de carne y hueso un verdadero filón.En cualquier caso, a falta de que aparezcan por fin las primeras críticas a la película de la gente que ya la ha visto –con estrenos de este calibre suelen pedir a los periodistas firmar un embargo para que sus opiniones no afecten al estreno–, de momento solo contamos con la información que están soltando sus protagonistas en las entrevistas que ya están realizando para promocionar el filme, algunas de ellas acompañadas de sesiones de fotos fantásticas como las que ha realizado Emma Watson para la edición americana de Vanity Fair. En la mayoría de estas entrevistas suelen hablar de lo habitual: que si ha sido un honor y una responsabilidad enfrentarse a este reto, que todo ha sido maravilloso en el rodaje, que si se han llevado todos muy bien… Pero ha habido una de estas entrevistas la que nos ha hecho mirar la película con otros ojos. Todos pensábamos que se trataba de un cuento de amor y resulta que, más allá de eso, de lo que se trata es de una metáfora sobre el sida.
Así lo ha confirmado a la revista Attitude el director Bill Condon, que habla sobre cómo el letrista Howard Ashman, que murió por culpa de esa enfermedad y que también es autor de las canciones de La Sirenita y Aladín, trabajó en el filme original de 1991. “Para él la película era una metáfora específica sobre el sida. Él había sido maldecido con esa enfermedad y esa maldición le había traído mucho dolor a él y a toda la gente que le amaba, que esperaba que de alguna manera hubiera un milagro que aliviara ese dolor. Él hizo un trabajo muy concreto en esta película”. Su teoría también la confirman los dos actores protagonistas, Emma Watson y Dan Stevens, que hablan largo y tendido con la revista de cómo La Bella y la Bestia se convirtió en una película de referencia para aquellos que se sentían perseguidos por ser diferentes, especialmente para la comunidad LGBT. “Toda la película es una persecución”, explica Dan. “A Bella su comunidad la ve como una freak, como una chica que lee e inventa cosas que es demasiado lista para sus vecinos Y con Bestia pasa lo mismo, lo que pasa que es perseguido por su apariencia”. A la espera de poder comprobar si esta nueva versión puede traumatizar a los fans de la original, solo revelaciones como esta ya hacen que haya merecido la pena rodarla.Fuente: revistavanityfair.es=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas