Coincidiendo con las vacaciones estivales, el petróleo y la gasolina se abaratan. Los productores de petróleo no controlan las masas mundiales del crudo y la OPEC ha perdido poder.
¿Cooperación? No del todoLa explotación de las fuentes a través del fracking o fracturación hidraúlica se puede conectar y desconectar rápidamente. Esto se lo pone difícil a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El intento en noviembre de 2016 de reducir la producción de petróleo del cartel, fue un desacierto. Incluso Rusia se había comprometido a reducir la producción diaria en 1,8 millones de barriles. El acuerdo acordado para la primavera de 2017, entretanto se ha postergado hasta marzo de 2018. «Iniciamos una nueva era de la cooperación», dijo el ministro de Energía ruso, Alexander Nowak.Puede ser que la cooperación no fuera del todo intensa. Primero, los responsables de los frackings en Estados Unidos pretendían vender los barriles que la OPEP había dejado en tierra. Además, Libia y Nigeria, países que no querían colaborar en la reducción de la producción, abrieron aún más sus yacimientos petrolíferos.
Para la coyuntura, una bendición más que una maldiciónPor otro lado, la inestabilidad política, que se produjo entre Qatar y sus vecinos, no contribuyó a reducir la disponibilidad del petróleo en el mercado: quien quería petróleo, lo podía adquirir.Además, el bajo precio del petróleo en las Bolsas parece contradictorio. Por un lado, se interpreta como una señal de caída de la demanda y, por lo tanto, se traduce como actividad industrial remisiva. Esto presiona la cotización de las acciones. Al mismo tiempo, según Weinberg del Commerzbank, se valora «más como bendición que maldición» para la coyuntura económica. Por lo menos, la coyuntura de consumo puede empujar el bajo precio del petróleo. Quizá se note en los destinos vacacionales, cuando las familias consuman más helados o comida, ya que se ahorró el dinero en la gasolinera.Fuente: http://www.dw.com