¿Conoces el Illimani?


En una muestra fotográfica, Alain Mesili interactúa con los visitantes para acercarles al nevado más emblemático de Bolivia y les muestra las facetas menos conocidas del nevado símbolo de La Paz.Juan Alberto Rivera / La PazHe visto varias exposiciones de fotografías en las que la gente se acerca a felicitar al autor, pero en¿Conoces el Illimani? ha sido la primera vez que he visto a la gente buscar al fotógrafo para agradecerle.Las tres veces que he pasado por la exhibición pública de Alain Mesili en la Plaza del Bicentenario, he observado a transeúntes  que -después de descubrir las raras facetas del Illimani que Mesili ha expuesto en sus fotografías- le agradecían por haberles acercado a la montaña más querida de Bolivia.Tal emoción tiene sentido: para los paceños no hay nada más propio que el Illimani, y  si alguien te ayuda a conocer eso que tanto quieres, pues es natural que lo reconozcas.Todos los que viven en La Paz están enamorados del Illimani -dice Mesili-, pero la mayoría conoce solo su lado oeste, ese lado que se mira desde La Paz y El Alto. El Illimani tiene también hermosas perspectivas desconocidas que se aprecian desde los otros lados: la imponente cara sur que muestra la gigantez de la montaña, las tenebrosas paredes de piedra oscura que se encuentran al norte, y los valles que se abren en las quebradas de las vertientes del este y el sur, explica el fotógrafo.Durante cinco días Alain Mesili ha presentado su exposición ¿Conoces el Illimani? en el concurrido paseo peatonal de la Plaza del Bicentenario, al frente del edificio central de la UMSA, por donde más de diez mil personas transitan diariamente.En esta experiencia el fotógrafo, acompañado de su hija América, ha interactuado con miles de personas que se le han acercado para comentar sobre la muestra y ha vendido centenares de ejemplares autografiados de su libro La Paz entre el cielo y la Tierra.La exhibición, auspiciada por el Gobierno Municipal de La Paz, ha desplegado 36 fotografías, seleccionadas de una colección que el fótografo ha acopiado en los diez últimos años.Mesili explica que ha elegido esta modalidad de exhibición abierta precisamente para conectarse con el público, y resalta que el comentario más común de los espectadores es «Asombroso, no sabía que el Illimani era así».Ese mismo asombro, pero multiplicado por la experiencia real, es el que ha sentido el fotógrafo en todas las ocasiones que ha escalado el Illimani. Cuando le pregunté  cuál es la sensación que se ha repetido en las más de 100 veces que ascendió esa montaña, él me respondió sin pensarlo dos veces: «es el asombro por el deslumbrante paisaje».En efecto, Mesili ha escalado el Illimani más de un centenar de veces, desde que se trasladó de Mendoza, Argentina,  a La Paz en 1971. Hecha la cuenta, ha pasado más de un año entero de su vida subiendo y bajando esa montaña, ya sea estableciendo  nuevas rutas de ascenso, o guiando grupos de andinistas internacionales.Es uno de los pocos que ha pasado la noche en la cumbre del nevado, lo cual ocurrió en un día de su cumpleaños cuando la combinación de poquísimo oxígeno con un brindis con licor lo dejó tan mareado que no pudo caminar.Mesili ha abierto 14 nuevas rutas de ascenso al Illimani, y más de 150 nuevas rutas en todos los Andes bolivianos, las cuales están registradas en su libro Los Andes de Bolivia: Guía de Escaladas.Su exhibición ¿Conoces el Illimani? comprende fotografías tomadas en los diez últimos años, tanto desde la misma montaña, como desde helicópteros y avionetas.Belleza y deshielo«Las fotos que he tomado desde la cumbre del Illimani te dan una idea del dominio del paisaje que se tiene desde ahí arriba -dice Mesili- pero con la quietud que te permite un helicóptero he podido fotografiar detalles increíbles de las caras este y sur».Una muestra de esos detalles se ha podido ver en la exhibición que el francés presentó del 10 al 14 de julio.Sus fotos de los penitentes, que son afiladas formaciones de hielo sobre las cuales es imposible caminar, muestran  la dramática belleza del proceso de deshielo del nevado. Y sus tomas de las grietas de los glaciares sobrecogen al llevar la imaginación al momento en que esas gigantescas masas de hielo y nieve se desprenderán de la montaña.No son   menos impactantes las instantáneas de los andinistas escalando las delgadísimas aristas de hielo, por la inevitable sensación de peligro que producen.Pero, sin duda, las fotografías más impresionantes han sido las tomas de los andinistas sobre la cumbre del nevado, de frente a la superluna que apareció en noviembre del año pasado. En estas raras imágenes se combinan la belleza de la montaña con la extraordinaria destreza fotográfica de Alain Mesili.Finalmente, hechizan también las composiciones del Illimani con las cabinas del teleférico amarillo, en las que Mesili ha logrado combinar a estos dos íconos del panorama paceño.Le he preguntado   si el Illimani es su montaña favorita, y me ha respondido que es su segunda favorita, después del Illampu.»La montaña Illimani -dice Mesili- es como mi gran hermana, pero el Illampu es mi hermano mayor».Ya son 30 años que Mesili recorre el Illampu y hasta ahora ha abierto 50 nuevas rutas para su ascenso. Me quedo a la espera de que algún día podamos ver también una exhibición de las fotografías que ha tomado del macizo de Sorata.

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 Fuente: paginasiete.bo


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