Niños disfrazados de Papá Noel en una escuela católica de Amritsar, India. (EFE)
Después de llevar meses teniendo en el punto de mira a los musulmanes, los grupos de extremistas hindúes se han marcado un nuevo objetivo: reventarle la Navidad a la comunidad cristiana de la India. En el norte del país estas organizaciones fundamentalistas han llevado a cabo ataques y amenazas acusando a los cristianos de realizar conversiones religiosas en eventos navideños.
En Uttar Pradesh, las autoridades han decidido desplegar agentes de policía en los colegios de la localidad de Aligarh después de que un grupo llamado Hindu Jagran Manch (HJM) se dedicase a enviar circulares a todas las escuelas de la ciudad amenazándolas si celebraban la Navidad. Si se atreven a hacerlo será «bajo su propio riesgo”, advierten las cartas que han enviado.
«La carta llegará pronto a todos los colegios y decidiremos nuestras acciones según vayamos recibiendo sus respuestas”, dijo a la prensa Sonu Savita, responsable de HJM en Aligarh. Por lo pronto han dejado claro que protestarán en las puertas de los colegios que no les hagan caso.
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Según esta organización, en estas celebraciones se promueven las conversiones religiosas de los alumnos hindúes, de modo que piden que estos menores no participen en las actividades navideñas que suelen celebrar los centros educativos.
En los colegios de la India, donde la libertad religiosa es sagrada, es habitual que se conmemoren las distintas festividades de cada comunidad. «Nuestros colegios han jugado un papel muy importante ayudando a los estudiantes a adquirir conocimiento sobre las diferentes religiones y eso les ayuda a moverse por diferentes en todo el mundo”, dijo a la agencia PTI Anurag Gupta, representante de una asociación de padres local.
Según esta organización, en estas celebraciones se promueven las conversiones religiosas de los alumnos hindúes y piden que no participen
El gobierno del estado de Uttar Pradesh, precisamente en manos de un fundamentalista hindú llamado Yogi Adityanath, ha llamado a la calma y ha asegurado que la libertad religiosa de hindúes y cristianos será respetada en cada uno de los centros. «La gente es libre de celebrar festividades de cada religión. El Gobierno no interferirá en eso”, afirmó el jefe de gobierno adjunto, Dinesh Sharma, tras la polémica suscitada.
La policía, que ha asegurado que no tolerará «ningún tipo de intimidación”, ha ordenado que se tomen «acciones legales estrictas” contra quienes atenten la libertad religiosa durante estas celebraciones.
También esta semana, en el estado occidental de Rajastán, un grupo de hombres irrumpió en un evento navideño que celebraba una pequeña comunidad en el pueblo de Pratapgarh. Según denunciaron ante la policía, los asaltantes se llevaron sus micrófonos, tiraron calendarios cristianos y destrozaron el material religioso que había en el local.
Los agresores, supuestamente del grupo hindú Vishwa Hindu Parishad, les acusaban de estar realizando «conversiones religiosas forzosas”. Los organizadores del evento lo niegan rotundamente. «Venimos aquí a rezar, no ofrecemos ningún tipo de incentivo para convertir a la gente”, afirmó Ramesh, secretario de la organización Masih Shakti Samiti, citado por la prensa local.
La policía no ha realizado ninguna detención. Se limitó a señalar que los organizadores no tenían permiso para realizar el evento y reconoció que no se encontró ninguna prueba que demostrase que estaban convirtiendo a la gente.
Un tercer incidente, con tintes surrealistas, nos lleva hasta el estado de Madhya Pradesh, donde un grupo de personas que cantaban villancicos acompañados de dos curas fueron detenidas durante varias horas. ¿Por qué? Algunos viandantes entendieron que aquellas canciones navideñas eran un intento de convertir al cristianismo a aquellos que las escuchasen.
La policía se llevó a los cristianos bajo custodia para aclarar lo sucedido, mientras fuera de la comisaría, donde se agolpaban numerosos hindúes cabreados, iba creciendo la tensión. A su salida, a medianoche, se encontraron que el coche de uno de los cantores católicos estaba en llamas. Según la prensa local, en el incidente estuvo implicado el grupo extremista hindú Bajrang Dal.
«La acusación de conversión por la que se les detuvo es insustancial. Se permitió que la situación fuera de la comisaría fuese tan hostil que incluso quienes querían acercarse a los detenidos no podían hacerlo”, dijo al diario ‘The Indian Express’ el secretario de la Conferencia India de Obispos Católicos, el prelado Theodore Mascarenhas. «La violencia de estos grupos que se hacen llamar nacionalistas y han asumido el mandato de proteger el nacionalismo y la religión es vergonzosa”.
India atraviesa una creciente intolerancia religiosa que ha desembocado en los últimos años en numerosos ataques e incidentes violentos entre las distintas comunidades. Especialmente tras el auge del nacionalismo hindú, lo que hace que se crucen dos variantes, la nacional y la religiosa, que juntas terminan por ser una mezcla explosiva.
De fondo se va abriendo paso la ideología Hindutva, según la cual India es para los hindúes, mientras que las demás minorías son secundarias
Desde 2014 el gobierno del país está en manos del BJP, un partido hinduista. Sus críticos denuncian que el Ejecutivo está teniendo manga ancha con este tipo de incidentes, lo que está provocando que los grupos extremistas hindúes se sientan impunes cuando se producen altercados con otras comunidades, sobre todo con la musulmana, la más afectada por esta situación.
De fondo se va abriendo paso la ideología Hindutva, según la cual India es para los hindúes, mientras que las demás minorías son secundarias. India, constitucionalmente secular, es el hogar de 1.300 millones de personas. Los hindúes son mayoría (casi el 80%), pero los grupos más fanáticos temen que el resto de comunidades minoritarias (un 14% de la población se declara musulmana, los cristianos no llegan al 3%) no sólo está creciendo, sino que lo está haciendo mediante conversiones forzosas. De modo que llevan a cabo campañas para reconvertir a los hindúes que se marcharon a otras creencias.
El extremismo hindú ha tenido numerosos encontronazos con la comunidad cristiana en la India, donde viven unos 24 millones de cristianos. Algunos partidos de extrema derecha hindú llegaron a proponer esterilizar a los seguidores de esta fe (y quitar el voto a los musulmanes) para que su población dejase de crecer. El último pico de tensión se vivió en 2015, cuando se produjo una ola de ataques a iglesias católicas en diversas partes del país, especialmente en la capital. Grupos de radicales hindúes profanaban sus lugares sagrados, los saqueaban y los destrozaban.
Se vivieron meses de inseguridad entre la comunidad cristiana. Pero el suceso que verdaderamente conmocionó a la comunidad cristiana y despertó protestas en varios puntos del país fue la violación de una monja de más de 70 años cuando trataba de impedir el robo de un colegio cristiano en Bengala Occidental. El mes pasado el principal acusado de aquella agresión sexual fue condenado a cadena perpetua, mientras que otros cuatro fueron sentenciados a 20 años de cárcel por robo y conspiración criminal.
Fuente: elconfidencial.com