Madres que acceden a este beneficio denunciaron que, además de recibir los productos a mayor costo que en el mercado tradicional, algunos no son de la misma calidad a los que se ofrecen al resto de los clientes.Oferta. Una beneficiaria observa la carne que se vende en la agencia de Ketal de Miraflores, ayer. Foto: Guiomara Calle“Mala calidad de las frutas”, “se pierde tiempo”, “nos tratan como clientes de segunda”, “no hay variedad para beneficiadas como para clientes”, son algunas denuncias de madres que acceden al subsidio de lactancia en supermercados de La Paz y El Alto.En los últimos días, La Razón recibió denuncias de beneficiarias de ambas ciudades, donde el supermercado Ketal es el distribuidor oficial del subsidio, sobre la calidad de los productos y la atención. Por ello ayer realizó un recorrido por las agencias de San Pedro y Miraflores, en La Paz, y evidenció que para acceder a algún tipo de carnes (pescado, res o pollo) la cliente debía esperar bastante tiempo y las frutas (piña, plátano y manzana) estaban aún sin madurar.“Yo ya no saco carne de pollo, prefiero comprar en la calle porque la última vez nos hizo daño; además, aunque no pagamos, el precio es más alto que en los mercados tradicionales y la fruta que nos dan no es la misma que ponen para los clientes”, dijo Sonia Canasa, embarazada de ocho meses.Al respecto, la gerente de comercialización y logística del Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas (Sedem), Ana Guzmán, aclaró que las frutas del subsidio son de producción nacional porque también se busca beneficiar a los connacionales. “Es cierto, hay manzanas rojas y grandes en el supermercado que no están para el subsidio porque son importadas y no reúnen las condiciones nutricionales exigidas por el Ministerio de Salud”.Otra mamá, Bertha Laruta, quien recoge su beneficio en El Alto, indicó que prefiere ir a la sede de gobierno porque el personal del supermercado alteño la “maltrata”.“Vivo en Villa Dolores y me da miedo ir a Ketal de El Alto porque nos tratan como si nos estuvieran haciendo un favor. Una vez me dijeron ‘esa carne nomás te corresponde’ y cuando reclamó mi esposo, otros clientes nos dijeron que somos abusivos encima de que recibimos gratis, nos hemos sentido mal”, reclamó.Guzmán indicó que para evitar maltratos, mala calidad de los productos, entre otros, se cuenta con personal que realiza inspecciones sorpresa a los supermercados del país y si se encuentra alguna irregularidad, “de inmediato se hace una llamada de atención”.La Razón / Wilma Pérez / La Paz