Este animal reina desde México hasta las pampas de Argentina. En cada país donde habita, su existencia no está garantizada. A pesar de ser un animal fuerte, inteligente y hábil, se encuentra vulnerableeldeber.com.bo
El jaguar es el felino más grande de América. Pero esa fama no le ha servido para librarse de los cazadores que históricamente los vienen persiguiendo desde el norte mexicano hasta las pampas centrales de Argentina. Miles de kilómetros en un territorio donde el felino se queda cada vez con menos espacio por el avance de la agricultura y el desmonte de los bosques que caen presa de la industria maderera.El jaguar (Panthera onca), también conocido en Bolivia como tigre, tiene características físicas y biológicas que le han servido para aniquilar a sus presas con las que se alimenta, pero también para librarse de los cazadores que les disparan escondidos en la selva.Con una visión binocular nocturna y uñas certeras como sables, está capacitado para matar desde aves hasta peces, monos y serpientes. Y su pelaje cubierto por rosetas oscuras le sirve para camuflarse cuando se va de cacería o necesita protegerse de alguna presencia enemiga.Esa visión binocular le da un agudo sentido de la vista, que se suma a su gran sentido del oído y del olfato, coronándolo como un animal fuerte, inteligente y hábil para hacerse de presas que caza durante el amanecer y atardecer, alimentándose de troperos y armadillos, tejones y, mapaches, taitetúces, capibaras y venados, caimanes y tortugas.Según el Libro rojo de Bolivia, editado el 2009 por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, el jaguar fue categorizado en el país como vulnerable debido a su caza con fines de comercializar su piel, por su persecución como depredador del ganado doméstico y la destrucción de su hábitat natural. También porque no faltó quien les disparara con fines ‘deportivos’.El Libro rojo también revela que a escala mundial el jaguar está en la lista de los casi amenazados debido a la pérdida de su hábitat, a la persecución y a la fragmentación de sus poblaciones. Si estas amenazas continúan a la tasa actual, esta especie calificará como vulnerable en el futuro cercano. En otros países de Sudamérica, figura como en peligro y casi amenazado.La pérdida de bosques tiene un efecto perverso en este felino, que sufre por la disminución de las presas que le sirven de alimento, lo que lo obliga a buscar otras fuentes de comida fuera de su territorio. Lo que también, según El libro rojo, lo impulsa donde se desarrolla la ganadería, causando conflictos serios y persecución directa. Bajo ese pretexto hay ganaderos que auspician la cacería del jaguar, encabezados por ganaderos armados y perros que acompañan en el operativo en plena selva. A estos enemigos que acorralan al jaguar se suma la creciente demanda de colmillos del felino que se ha desatado en China y que ya ha puesto sus ojos en Bolivia.El Libro rojo recomienda las siguientes medidas para la conservación del jaguar en el país: desarrollar un plan estratégico de conservación para el jaguar, que considere su problema de imagen con ganaderos y comunidades rurales, y aproveche a la vez su fuerte vinculación cultural y estatus como ícono de la Amazonia; realizar estudios sobre el áreas de acción y dieta de los jaguares en el bosque amazónico y sobre su población, usando marcadores genéticos y trampas con cámaras; y realizando estudios sanitarios sobre la vida silvestre de las poblaciones de jaguares.Fuente: