Daniel Day-Lewis estrena hoy ‘El hilo invisible’, pero necesitas conocer a la nueva generación de la familia que ya ha aterrizado en el show business con mucha garra.
Su padre tiene tres Oscar en casa; su madre, cinco César. Su padre huye del bullicio hollywoodiense en un idílico pueblo irlandés; su madre ama el caos versallesco de París. Tratar de escapar de la herencia de Daniel Day-Lewis e Isabelle Adjani puede ser una tarea ardua para un niño que creció a la sombra de dos mitos de la interpretación. Gabriel-Kane quiere que le conozcas así, por su nombre de pila y no por sus apellidos famosos. Él ha decidido ‘pasar’ del cine y dedicarse a la música.No empezó con buen pie al publicar un vídeo en las redes en el que aparecía fumando marihuana y rapeando sobre lo peor de ser hijo de su padre. Se arrepintió de su tontería online y decidió estudiar música en la escuela privada de Nueva York Sarah Lawrence College. Pero ahí tampoco encontraba su sitio. Cambió y se inscribió al Berklee College of Music de Boston. Seis meses duró allí. Optó por ser autodidacta y por escribir y componer de oído. En 2017 sacó su primer disco con un single de lo más atractivo, Ink in my veins. Muchos ya le comparan con Ed Sheeran o Sam Smith por su aire de cantautor inglés. Y esa comparación sí que le gusta (y mucho) al primogénito del actor londinense.Con su trabajo en la música aún no ha ganado demasiado dinero, pero el mundo de la moda le ha facilitado mucho las cosas. Amigo de Rafferty Law (hijo de Jude Law), junto a él ha desfilado para Dolce & Gabbana, entre otras firmas. Gracias a eso ahora puede costearse él mismo sus gastos y vive a caballo entre su apartamento en Nueva York, ciudad en la que nació hace 22 años, y otro que tiene en París en el mismo bloque de pisos en el que reside su madre. Tiene un gato que recogió de la calle en Manhattan y un Golden llamado Murphy con el que va a todas partes.
TINTA EN EL ALMA… Y EN LA PIEL
Sin duda, sus tatuajes son su seña de identidad. De ahí que su primer single se llame Ink in my veins (tinta en mis venas). Dice que ha perdido la cuenta de cuántos tatuajes tiene y que nunca se los taparía para un trabajo. “Si no me quieren así, que se busquen a otro”, afirma tajante. «Errar es humano», «Siempre fuerte», «Tiempo», «Nadie»… palabras y versos adornados por hojas, alas y cadenas decoran su cuerpo casi en su totalidad. Y eso no hace mucha gracia a su madre que cuando se hace una foto junto a él le pide que se baje las mangas de la camisa para que no se le vean. Adjani le ‘pica’ diciéndole que esa “horrible pasión” por los tatuajes la ha heredado de su padre.
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No bebe, no fuma y entrena cinco días a la semana en el gimnasio. Come sano, suele cocinar con alimentos orgánicos y casi no prueba la carne. Gracias a su estilo de vida saludable nos deleita en Instagram, donde tiene casi 73.000 seguidores, con fotografías a pecho descubierto y presumiendo de cuerpo fibrado y trabajado a golpe de pesa.
UNA RELACIÓN DIFÍCIL CON SU PADRE
Que tu padre sea Daniel Day-Lewis ya suena a complicación. El actor, considerado uno de los mejores de su generación, el único en conseguir tres Oscar a mejor actor, pero también uno de los que huye de la fama y que vive prácticamente recluido en su casa de campo rodeada de colinas en el condado de Wicklow en Irlanda. Es su retiro, su forma de huir del ruido de Hollywood y de descasar durante los años sabáticos que ha decidido tomarse en más de una ocasión. Daniel tuvo a Gabriel a los 38 años y tras haber mantenido una relación de seis años con Isabelle Adjani. Cuando la actriz francesa se quedó embarazada, él despareció, literalmente.Cuentan que ni siquiera estuvo durante el nacimiento de su hijo y que Gabriel tardó años en verle como su padre. Poco a poco fue recuperando el amor paterno-filial hasta conseguir que Gabriel le respete y le admire como hace hoy en día. “Es una persona increíble. De niño siempre me decía que yo no debía dedicarme al espectáculo para protegerme. Su mejor consejo es que sea siempre buena persona… y que tenga cuidado con los periodistas”, decía el joven en una entrevista a la revista InStyle.
Hoy comparten aficiones y de vez en cuando practican boxeo juntos. Daniel ha hecho sólo cuatro películas en la última década y prefiere dedicar su tiempo a la carpintería y a trabajos de albañilería. En abril de 2017 anunciaba que dejaba el cine y su hijo le dedicaba un precioso mensaje en las redes sociales. “Has compartido tu talento durante años y eso fue un regalo para todos nosotros. La idea de no volver a verte en la pantalla me entristece a mí y a mucha gente. Estoy tremendamente orgulloso de ti y la admiración que siento por tu trabajo y por ti como persona, artista y padre es indescriptible. Eres amado por tu familia y tu familia te ama a ti. Gracias por todo”, escribía junto a una imagen de su padre.UNA INFANCIA ‘MOVIDITA’
Gabriel ha tenido una vida de lo más movida. Aunque nació en Nueva York, su infancia la pasó en París (de ahí que hable a la perfección inglés y francés). A los 14 años se marchó a vivir con su padre a County Wicklow, al sur del condado de Dublín, en Irlanda. Allí tuvo que aprender a convivir con su padre, al que prácticamente no conocía, y con la nueva mujer del actor, Rebeca Miller, escritora e hija del dramaturgo Arthur Miller. Además, Gabriel tiene dos hermanastros, Ronan, de 17 años, y Cashel, de 13. En esa pequeña localidad de unos 120.000 habitantes, el joven Gabriel fue inscrito a una escuela local donde siempre destacó por sus buenas notas y por ser un estupendo jugador de rugby.
AHORA ES ‘SINGLE’
Hasta hace unos meses, Gabriel mantuvo una relación sentimental con la joven modelo Elisa Mascia. Se les pudo ver juntos en el desfile de Chanel (eso sí, salieron por separado del show) pero poco después rompieron. Al igual que su padre, el joven es muy celoso con su intimidad y no suele colgar fotos en su Instagram junto a sus parejas. En 2016 salió con Marie Ange Casta y unos meses más tarde con Elena Carriére, otra modelo de origen alemán.
MODELO POR ‘CARADURA’
Aunque la música es a lo que Gabriel quiere dedicarse profesionalmente, el mundo de la moda ya le ha dado unas cuantas alegrías. Nunca se planteó ser modelo. “Siempre pensé que mis cejas eran excesivas y hoy es mi signo distintivo”, decía hace un tiempo al ser comparado con Cara Delevingne por ese rasgo facial tan característico. Su primer desfile fue de la mano, nada menos, que de Karl Lagerfeld y fue por pura casualidad. “Conocí a Karl cuando yo era un niño porque era amigo de mi madre. Pasamos una semana en su casa de Biarritz cuando yo tenía 9 años. Lo recuerdo como un tipo muy excéntrico. Me regaló un iPod e hizo que su dj personal hiciera una playlist para mí. De niño yo era muy pesado y quería siempre saber cuánto costaba todo así que le pregunté el precio de su televisión gigante. Él me dijo: “Nunca preguntes por los precios, es muy vulgar”, recuerda.
Esa anécdota le sirvió para casi diez años después atreverse a saludar al Kaiser. “Yo iba a recoger a una novia a una prueba y justo salió él. Me acerqué y le dije quién era. Pero no me recordaba. Al decir el nombre de mi madre, sonrió y me dijo: “Creo que deberías desfilar en mi show”. Y así es como surgió todo”, añade. Y desfiló del brazo de Julianne Moore junto a Lili Rose Depp, casi nada. Luego protagonizó una campaña al lado de Kaia Gerber y también ha desfilado para Burberry y Dolce & Gabbana (en sus famosos desfiles llenos de millennials e ‘hijos de’).Además de la música, Gabriel-Kane también ha hecho sus pinitos en el cine y en el teatro. Compartió cartel con su madre en Adolphe y tuvo un pequeño papel en el musical de Broadway Guys & Dolls.Fuente: revistavanityfair.es