Nuestra manera de mirar nos determina

¿Qué hago cuando mis acciones no me llevan a los resultados que estoy buscando?, ¿Por qué a pesar de insistir un montón no logro alcanzar lo que quiero? Son dos preguntas que suelen perseguirnos a lo largo de nuestra vida.Y por más que trato, ese “algo” que busco no ocurre… Te aseguro que mientras me lees, no estás viendo el mundo como yo lo veo. ¿Cómo podemos resolver esto? Sencillo, estás equivocado y yo tengo la razón. Esa es la forma en la que normal y frecuentemente resolvemos las diferencias y los conflictos.Entrar en la lógica de quién tiene la razón y quién está equivocado es lo natural en la sociedad en la que vivimos, primero porque vemos el mundo de una manera distinta uno de otro; desde donde nos paremos para mirar determinará básicamente la forma de interpretar la vida. Y esto lo entendemos muy bien.El problema se presenta cuando nos toca trabajar con alguien, es entonces cuando nos damos cuenta que vemos un hecho o situación siempre de la misma manera, y hasta exigimos que sea así; por ejemplo, si me dices: “invítame un vaso con agua”, automáticamente te traeré un vaso con agua, hielo y limón, porque tengo la mejor predisposición de hacerlo, pero en realidad lo que querías era sólo y simplemente un vaso con agua, sin limón porque no te gusta y sin hielo porque te hace mal a la garganta.Yo soy una persona particular y veo el mundo de una forma específica, tengo ciertos hábitos y rutinas, tomo decisiones y produzco ciertos resultados. Cuando no me gustan esos resultados, qué es lo que hago, cambio mis acciones, insisto para que ocurran y muchas veces, para sorpresa mía, los resultados son más o menos los mismos. Es como hacer una predicción. Ante esta situación, una de las primeras consecuencias puede ser la resignación, o cambiar el objetivo, o desistir. Me digo a mí mismo “esto no va a ocurrir, no podrá ser” y así, cambio todo lo que había planificado.En cambio, si al juzgar esas acciones que no me gustan o no me convencen, o simplemente no me llevan a los resultados deseados, antes de continuar reviso la manera en que estoy mirando, y observo con nuevos ojos. Es en este momento que pueden aparecer acciones que eran impensables.Necesitamos cambiar o revisar la forma en que miramos el mundo. El otro día estaba trabajando con la ejecutiva de una empresa que me había contratado porque el equipo a su cargo no estaba comprometido, no estaba dando lo mejor de sí, no estaban cumpliendo los procesos, en fin, nada estaba saliendo como había planificado, ni siquiera con el cambio de sistema de gestión y la introducción de mecanismos para resolver estas dificultades lograba cambiar la situación.En nuestras conversaciones descubrimos que ella no estaba confiando en su equipo y terminaba haciendo un montón de tareas que no tenían nada que ver con sus funciones. Esto tenía un alto costo para ella y por ende para el negocio que dirige, porque, de una u otra manera, estaba dedicándose exclusivamente a resolver asuntos operativos sin atender los grandes temas del negocio.Cuando reconoce que no está confiando en su equipo y que el problema principal tiene que ver con ella, revisa su manera de actuar y cambia. Lo que te quiero mostrar con esto es que, en la medida en que nosotros estemos atentos a la manera en cómo estamos entendiendo las cosas, nuestra capacidad será completamente distinta y con seguridad, nuestras posibilidades se van a ampliar.Algo que es relevante mostrarte es que no vemos el mundo sólo con los ojos, sino que lo vemos desde nuestros estados emocionales, nuestras creencias e historia, desde nuestro lenguaje y desde el cuerpo. En el siguiente articulo te contaré un poco más de esto…          Fuente: Revista Buen Vivir