Las milmillonarias más jóvenes del mundo (I): Alexandra y Katharina Andresen


Tienen 21 y 23 años, son herederas de un fondo de inversión noruego, y viven vidas de lujo y novios cañón.

Alexandra y Katharina Andresen

¿Se acuerda de qué le regalaron sus padres cuando cumplió los 11 años? Si no lo recuerda, no se preocupe, porque posiblemente no fuese tan trascendente como el que recibieron Alexandra y Katharina Andresen en 2007: un 42% cada una del valor de Ferd, un enorme fondo de inversión noruego donde se condensa la fortuna que los Andresen han acumulado durante seis generaciones.Fortuna que se hizo conocida hace dos años (Katharina nació en 1995 y Alexandra en 1996), porque Noruega hace públicas las declaraciones de la renta de las personas mayores de 17 años, y que las convirtió oficialmente en las milmillonarias más jóvenes del planeta. Un récord que ni Kylie Jenner, que va camino a sus 20 años de convertirse en la empresaria más joven en alcanzar esa cifra, puede arrebatarles. Hoy, cada una de las hermanas tiene un valor aproximado de 1.200 millones de euros. No da para presumir de un puesto muy alto en la lista Forbes pero, desde luego, a ellas no les importa.Las dos hermanas han vivido una vida relativamente austera hasta heredar -e incluso así, con condiciones, como no poder comprarse coches de lujo de primera mano, o contar con humildes pagas mensuales de pocos miles de euros-. Relativamente, porque se han educado en poshísimas boarding schools británicas, de las de 30.000 euros al año, donde aprendieron habilidades esenciales para la vida como montar a caballo o el tiro con arco. Y su padre, Johan Andresen, también les donó el dinero por motivos fiscales, aprovechando la ventaja de que su fortuna sea familiar: las familias pagan menos impuestos si distribuyen la riqueza entre sus miembros.Katharina, la hermana mayor, probó lo de ser jinete pero no le ha convencido tanto como a su hermana Alexandra, laureada jinete profesional de doma clásica y que ha puesto en marcha este año su propio establo, Andresen Dressage, dedicado la doma en todas sus variantes. Su otra obsesión es recorrer el mundo: ha vivido en Alemania y Florida, y su Instagram es un constante viaje por medio planeta. Además de posar con su prometido, con el que lleva ya años: Joachim Tollefsen, un bigardo de 27 años apodado «Vikingo Ninja», y que también se dedica a la competición. ¡A la de artes marciales mixtas!

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Katharina, con un perfil más empresarial (y un historial de novios que empiezan en cañones como el modelo Mads Madsen con el que se dejaba ver a los 20 años) ya ha hecho sus pinitos en la empresa familiar dentro de Swix, la marca líder de esquí y deportes alpinos noruega, que su familia adquirió en 1978. Antes, se fogueó como becaria en la consultora Ernst & Young, donde desarrollo su trabajo impulsando proyectos feministas.Aunque, de momento, su padre sigue llevando con mano de hierro el fondo familiar, una fortuna creada a partir del tabaco en el siglo XIX y que hoy toca propiedades inmobiliarias, marcas deportivas, intereses petroliferos y en renovables, etcétera. El tabaco desapareció hace años del dossier del fondo, liquidado por una cifra cercana a los 500 millones de euros de golpe. Johan cedió el 84% de la fortuna, pero mantiene más del 70% de los votos en el consejo de dirección, donde ejerce como presidente, y donde ni Katharina ni Alexandra partcipan aún. Y, aún así, su fortuna estimada ha aumentado en 200 millones de euros por cabeza en estos dos años. De momento, parece que será Katharina la encargada de llevar la fortuna Andressen a buen puerta en la sexta generación.Fuente: revistavanityfair.es