Pocas veces se ha visto en una película una pareja con menos química. Ahora entendemos la razón.

No hay nada que explique mejor en qué consiste la verdadera magia del cine que las relaciones que surgen en la vida real entre los actores que participan en una película. Hablamos, por supuesto, de esa llamada química capaz de hacernos creer que dos estrellas que se odian fuera de las cámaras pueden vivir un tórrido romance en pantalla, como le ocurrió por ejemplo a Rachel McAdams y Ryan Gosling durante el rodaje de El diario de Noah. En serio: no se aguantaban.
Pero la química es caprichosa, y a veces también ocurre justo lo contrario: dos personas que se aman a escondidas en el plató pueden no se capaces de transmitir esa chispa cuando el director grita acción. Justo lo que ocurrió con Megan Fox y Shia LaBeoufcuando protagonizaron Transformers en 2007: nadie se creyó entonces que sus personajes pudieran enamorarse pese a que ellos en realidad sí lo estaban.
Así lo acaba de confirmar la propia Megan durante una entrevista en el programa de televisión Watch What Happens Live With Andy Cohen, en el que los invitados tienen que someterse a un test incómodo donde les hacen tres preguntas prohibidas y se comprometen a contestar al menos una de ellas. Aunque bueno, Fox contestó todas.
Fuente: revistavanityfair.es