La etnobotánica boliviana trabaja en la preservación de los saberes tradicionales sobre el uso de plantas. Ayer fue una de las cinco científicas galardonadas en EEUU.
Liliana Carrillo V. / La Paz
Creció en las minas amando la naturaleza; estudió biología y se especializó en etnobotánica con el objetivo de ayudar a preservar los saberes de los pueblos indígenas sobre el uso de las plantas. Por su trabajo, la científica boliviana Narel Paniagua-Zambrana acaba de recibir el premio internacional OWSD-Elsevier 2019.
“Espero que este reconocimiento motive a las mujeres en la ciencia de mi país a no dejar de lado sus sueños y sus esfuerzos por conservar la rica biodiversidad de nuestro continente y el conocimiento tradicional de nuestros pueblos”, dice Narel desde Washington (EEUU).
Allí, la investigadora del Herbario Nacional de Bolivia -junto a científicas de Bangladesh Gambia, Nepal y Palestina- recibió anoche el premio que otorga la Fundación Elsevier y la Organización para la Mujer y la Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD) a proyectos de punta en el campo de la biología.
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“Todas nuestras investigaciones han devuelto la información a las comunidades locales en formatos e idioma escogido por ellas para que sean los propios pueblos los que decidan qué hacer . Se ha logrado conservar esos saberes pero sistematizados científicamente”, asegura la bióloga formada en la UMSA de La Paz y especializada en la Universidad Autónoma de Madrid. Y así sigue la charla.
¿Por qué decidió estudiar biología y por qué especializarse en etnobotánica?
La biología llegó por una extraña coincidencia a mi vida. Cuando terminé el colegio no sabía de la existencia de esta carrera. Yo me crié en las minas y quería estudiar algo que me permitiera trabajar en el campo, entonces escogí agronomía. Pero en mi primer día de clases en el vestibular había tanta gente que apenas podía ver y menos oír al profesor; viniendo de un ambiente tan tranquilo y pequeño como los campamentos mineros fue un impacto fuerte para mí.
Entonces un amigo de la familia me sugirió una “carrera más científica” y con “mucha menos gente”. Esto último fue lo que me decidió y esa misma noche tuve mi primera clase en el vestibular de biología. Y desde ese primer día supe que era lo que quería hacer.
En la carrera fui aceptada en un curso de Evaluaciones Biológicas Rápidas organizado por Conservación Internacional en 1993. Allí, de la mano de uno de los especialistas más importantes en flora tropical, el doctor Robin Foster, comencé mi pasión por las plantas y al mismo tiempo comencé a descubrir lo maravillosamente diverso que es nuestro país, pues el curso fue realizado en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado. Hasta ese momento yo jamás había visto un bosque tropical.
Coincidentemente mi interés por estudiar el uso de las plantas, la etnobotánica, comenzó en una expedición organizada por Conservación Internacional en 1997 para inventariar la biodiversidad del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, cuando aún no tenía esta categoría y no se sabía casi nada de su increíble biodiversidad.
Durante esa expedición conocimos a una pareja de “sabios” Tacana, ambos residentes de San José de Uchupiamonas, que durante todo un día nos mostraron y hablaron del uso que los Tacana hacían de las plantas. Un par de años más tarde recibía mi primera beca para desarrollar mi primer estudio etnobotánico en San José de Uchupiamonas, con esta pareja y todos los comunarios como autores del libro con el que devolví el conocimiento tradicional a esta comunidad indígena,
Durante esa expedición conocimos a una pareja de “sabios” Tacana, ambos residentes de San José de Uchupiamonas, que durante todo un día nos mostraron y hablaron del uso que los Tacana hacían de las plantas. Un par de años más tarde recibía mi primera beca para desarrollar mi primer estudio etnobotánico en San José de Uchupiamonas, con esta pareja y todos los comunarios como autores del libro con el que devolví el conocimiento tradicional a esta comunidad indígena,
¿En qué consiste su investigación premiada?
La etnobotánica es la ciencia que estudia el uso de las plantas por las poblaciones locales; este uso puede ser como alimento, como medicina, vestimenta, material de construcción, herramientas, utensilios y uso cultural, entre muchos otros. Entonces nuestro trabajo consiste en documentar este conocimiento y realizar la correcta identificación de las plantas a las que los pueblos atribuyen este uso.
De esta forma tenemos la información de uso, nombres locales y clasificación local proporcionada por los miembros de la comunidad, y además tenemos una colección científica de la planta que nos permite saber exactamente de qué especie estamos hablando. Esta colección es depositada en el Herbario Nacional de Bolivia, que es el centro donde se encuentran depositadas las muestras científicas de todas las plantas que han sido identificadas en Bolivia y que sirve como referencia para trabajos futuros.
¿Qué obtienen las comunidades que comparten sus saberes?
Todas nuestras investigaciones han devuelto la información a las poblaciones en formatos e idioma escogido por ellas, y en muchos casos este material ha sido incorporado en materiales educativos en las escuelas locales. De esta, forma apoyamos a los procesos de transmisión de conocimiento entre generaciones, que en muchas comunidades se está perdiendo debido a tantos cambios sociales, ambientales y culturales.
Un aspecto importante ha sido reconocer a los participantes locales como los autores principales en todas las publicaciones, incluidos artículos científicos de Journals internacionales. Esta forma de publicación asegura la propiedad intelectual de este conocimiento para los propietarios de este conocimiento, ya que al estar esta información en dominio público no puede ser patentada. Y además pone en manos de las comunidades la decisión de cómo usarla.
Todas nuestras investigaciones son realizadas con un Consenso Previo Informado, que garantiza que cuentan con la aprobación y permiso de las comunidades donde trabajamos. Los métodos que aplicamos son discutidos y modificados de acuerdo al requerimiento de los pobladores.
De esta forma aseguramos que la información que generamos responda a una necesidad local y que a futuro pueda ser utilizada como una herramienta que les ayude a tomar mejor sus decisiones, de aprovechamiento, manejo y/o conservación de sus recursos o el conocimiento asociado a ellos. Sin duda alguna, no se puede proteger ni conservar lo que no se conoce.
¿Qué saberes vivos mantienen las comunidades sobre la conservación del medio ambiente?
Todas las poblaciones indígenas y comunidades locales mantienen saberes vivos sobre la conservación del medio ambiente. Conservar no significa “no usar”, conservar es hacer uso de los recursos de una forma racional y sostenible. Y esta forma de uso es la que, por medio de su conocimiento tradicional, practican esos pueblos.
¿Hay suficientes científicas en Bolivia? ¿Cómo se puede incentivar a que más mujeres estudien carreras científicas?
No existen datos recientes, pero en el 2009 el 36% de los científicos en Bolivia eran mujeres, y de ella el 55% se dedicaba a las ciencias naturales. Aunque jamás podríamos decir que hay “suficientes científicas en Bolivia”, creo que tenemos una buena representación de las mujeres dentro la ciencia en nuestro país. Ello debería servir de motivación para que todas esas niñas que sueñan con ser científicas cuando sean grandes lo sean.
El incentivo debe comenzar en la niñez, y un aspecto importante que muchas veces se deja de lado es la educación básica. La autopercepción es un factor que puede influir en los intereses que las niñas desarrollan en la infancia y en la decisiones educativas a largo lazo.
Una mujer científica se forma siendo una niña educada. Por lo tanto, es importante fomentar una educación que promueva la indagación, la investigación y la creatividad, y que elimine los prejuicios. La familia debe apoyar y creer en la mujer científica, y esto significa muchas veces relevarla de ciertas actividades que nuestra sociedad considera “exclusiva de las mujeres”.
Es importante impulsar la igualdad de oportunidades y la participación efectiva de las mujeres en la ciencia. Hoy no existen mujeres que tomen las decisiones en cuanto a las políticas científicas, hacemos ciencia pero no tomamos las decisiones importantes.
¿Qué significa el premio OWSD-Elsevier para su carrera?
Creo que puedo resumir lo que significa recibir el Premio de la Fundación OWSD-Elsevier en tres palabras: visualización, motivación y compromiso.
Visualización, porque ha puesto en los ojos y oídos de todos un tema que quizás muchos desconocían: el rico conocimiento tradicional de nuestros pueblos indígenas y comunidades locales tienen, y su importancia en la conservación.
Motivación, porque es un estímulo muy importante para el avance de la investigación etnobiológica en Bolivia y en la región, ya que nos permite mostrar y resaltar el valor y la importancia de hacer esfuerzos para conservar y proteger los conocimientos tradicionales de las poblaciones indígenas y comunidades locales.
Compromiso, porque sin lugar a dudas este premio me permitirá ampliar mi colaboración efectiva para hacer esta tarea más fácil y más compartida.
¿Cómo ve su futuro profesional, Narel?
Me veo haciendo lo mismo, solo que ojalá con muchos más fondos que nos permitan desarrollar más proyectos en los que puedan participar más estudiantes. Investigaciones científicas en las que podamos capacitar más contrapartes locales en las comunidades y donde la devolución de información a los pueblos indígenas sea totalmente exitosa. Ojalá.
Hoja de vida
- Perfil Narel Paniagua- Zambrana nació en La Paz y pasó su niñez en las minas.
- Formación Etnobotánica, estudió Biología en la UMSA y obtuvo su doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid (España).
- Trabajo Investigadora del Herbario Nacional, ha dirigido decenas de proyectos.
Fuente: paginasiete.bo