Elías Serrano, más de medio siglo de actuación

Sereno, sonriente y enternado, Elías Serrano pasea por las instalaciones del salón Dolphin, donde se realizó el rodaje de la película “Añoranzas”, en medio de otros actores y del equipo de producción que se movilizan ajetreados alistando todo para la grabación de la escena principal.

El director lo llama y ante la solicitud de una entrevista accede complacido.



Sí, es necesario destacar algunos hitos de la carrera del actor, que seguramente ya muchos conocen, pero nuestro espacio en el papel es reducido. Las siguientes líneas, en palabras del mismo actor, resaltan las experiencias más emotivas de Elías Serrano, quien lleva más de medio siglo en el mundo del audiovisual y del teatro.

Tiene 70 años y ha participado en 30 largometrajes, además de series y miniseries de televisión. Igualmente ha dirigido videoclips y películas, así como también fue productor de otros audiovisuales.  

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Cuéntenos acerca de “Añoranzas”, ¿cuál es su papel en la película?
Me mandaron el guion, me gustó y pues me vine ni siquiera pregunté si me iban a pagar o no (ríe), eso es lo de menos, porque si es un proyecto que me gusta voy y lo hago. Estoy feliz de ser parte de esta película, tengo el papel de abuelo, de nombre Jaime, y soy el esposo de Carmen Salinas.

¿Cómo nace esta pasión por la actuación? ¿Desde qué edad sigue este sueño?
Bueno, yo soy de Cotoca y vivía en una quinta entre las vacas, los caballos, los chanchos y la agricultura que tenían mis padres, y bueno me mandaron a estudiar a un seminario en La Paz, tenía 16 años. Allí, cuando estaba en segundo año de secundaria, uno de los padres que dirigía las obras de teatro realizó un casting y como yo era medio payaso parece que le caí bien y me incluyó en el grupo de teatro. A partir de ese momento participo como actor en todas las obras y proyectos que se me presenten.
Jamás me olvido de mi primera obra de teatro, dicen que la primera jamás se olvida (ríe). La obra se llamaba “Villa paraíso” y la historia era sobre cinco personajes que estaban en la puerta de un baño porque habían tomado por equivocación un laxante… ya se imaginará la comedia que se producía allí (ríe).
A los 17 me fui a Lima y allá estudié filosofía y letras que no llegué a terminar, seguía haciendo teatro en la Escuela de Arte Dramático de Lima. Volví a Santa Cruz y me costó encontrar un grupo con el que trabajar, en realidad había muy pocos grupos de teatro. Al final logramos formar con otros compañeros un grupo que se llamaba el Teatro Caravana y nuestra primera obra fue en el año 78, “El conde de la maquina vieja”, una mezcla de terror y comedia que tuvo mucho éxito en su momento.

¿Su familia lo apoyó?
Cuando me casé con Miriam Gutiérrez, en el año 76, la esposa que me tocó, y fue mi suerte porque uno no sabe lo que le va a tocar, de las cosas interesantes que me dijo fue: “¿Qué es lo que esperas vos de esta relación, qué es lo que te gustaría hacer que no renunciarías?, yo le respondí el teatro y la literatura porque son mis dos pasiones, y ella me dijo que me apoyaría. En ese sentido sí tuve mucho apoyo, incluso ella se movilizó para publicar mi primer libro de poemas. Tenemos dos hijos, Nelson Serrano, él siguió mis pasos y estudió actuación en Nueva York, y mi hija Eliana estudió arquitectura, a ella le gusta más la pintura.

¿Cuál es la película que más lo marcó?
“Cuestión de fe”, por una razón básica: uno tiene la personalidad de repente como yo tranquila, suave, soy honesto en todo y de repente te dan un personaje que es malvado, que fuma todo el tiempo, y eso yo que nunca he fumado, que juega a las cartas… y todo eso. Tuve que aprender mucho para poder interpretar a ese personaje. Esa transformación fue la que más me costó porque no tenía nada que ver conmigo. Me tocó además trabajar con Jorge Ortiz, que en mi criterio es una de los mejores actores de Bolivia.

Tiene una gran trayectoria en la actuación, ¿algo que podamos destacar?
Sobre “Los igualitarios”, fue la primera película íntegramente cruceña en el que yo actuaba y era productor ejecutivo, no tenía muchos conocimientos, pero salió muy bien. Conservamos en la Cinemateca los negativos de esa película y conseguimos la restauración de esos negativos a digital que lo hicieron en España y ahora la tenemos lista para hacer un reestreno, yo creo que será en abril de 2019.
La segunda película en la que participé fue “Jonás y la ballena rosada” con Juan Carlos Valdivia, la tercera, que casi fue simultánea, fue “Cuestión de fe” con Marcos Loayza, luego estuve con Paolo Agazzi en “El día que murió el silencio” y muchas otras producciones más.

¿Podría contarnos alguna anécdota?
Cuando fui director por accidente. Mi hijo Nelson regresó del exterior y se vino con un guion que no lo podía realizar allá por los costos, entonces le dije que lo hagamos acá. Conseguimos financiamiento y comenzamos a buscar un director, pero nadie se animó a dirigirlo. Hasta que un director cochabambino sí se animó, y cuando ya estaba todo armado, faltando como una semana me dice: “Estoy yendo a presentar mi película a Europa y vas a disculpar hermanito pero no puedo”. No quiero decir quién es para no hacerlo quedar mal (ríe), pero es un director muy importante en Cochabamba. Entonces mi hijo me dice “tenés que dirigir”, yo nunca había dirigido, siempre estuve delante de las cámaras, entonces me busqué un director bueno en fotografía y con su experiencia me ayudó en todo el tema técnico. Y bueno, salió la película el año 2010 y creo que tuvo muy buena aceptación, se llama “Provocación”.
También escribí un guion, basada en una obra de teatro que la escribí años antes, se llama “El pecado de la carne”, una película de humor con su toque erótico. La gente disfrutó muy bien de esa película. Y durante años siguió a la venta en los puestos piratas, fue la película que más se vendió en los piratas, ellos ganaron más (ríe).

¿Cuál es su opinión acerca del cine en Bolivia?
El tema de nuestro cine, y en eso compartimos todos los que hacemos cine en Bolivia, es que no hay retorno, no hay apoyo, no hay auspicio. En casi todos los países del mundo son los Estados y los gobiernos los que financian y apoyan sus producciones porque el cine es la cara de un país y no solamente dentro, sino fuera. Yo creo que todos pierden mucha plata. Y bueno, nos arriesgamos a todo por realizar nuestra pasión.
Una cosa que decía Almodóvar: “Nosotros no podemos competir con el cine norteamericano, nosotros tenemos que hacer cosas que ellos no puedan hacer y esas son nuestras historias. Nuestras historias no la tienen ellos, las tenemos nosotros”. Y eso es lo que tratamos de hacer.

 

«El tema de nuestro cine, y en eso compartimos todos los que hacemos cine en Bolivia, es que no hay retorno, no hay apoyo, no hay auspicio». Elías Serrano. Actor

Fuente: lostiempos.com

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