Controlado por el Partido Popular, el Gobierno de Sebastian Kurz perdió la confianza del Parlamento, por un escándalo de corrupción que afecta a su exsocio de coalición, el ultranacionalista FPÖ. Kurz quedó destituido.
Pero, a pesar del revés sufrido hoy, está considerado como un especie de «mesías» y «niño prodigio» en su partido, por recuperar en 2017 la jefatura del Gobierno tras una década de «segundones» en coaliciones con el Partido Socialdemócrata.
«Lista Sebastian Kurz»
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Kurz se hizo cargo de su partido en julio de 2017 tras imponer un cambio de estatutos que le dio plenos poderes para decidir cargos, candidaturas y estrategias. Su impronta no quedó en eso y el joven político se presentó a las elecciones con la candidatura «Lista Sebastian Kurz», dejando fuera de los carteles electorales el nombre de un partido con siete décadas de historia.
Incluso el color de su partido, el tradicional negro, fue sustituido por el más moderno turquesa.
Al frente del Gobierno con el FPÖ, Kurz impulsó en el pasado año y medio una política de mano dura en temas de extranjería y migración, acompañada con medidas de ahorro presupuestario, pero también de alivios fiscales.
Además, dejó en manos de políticos ultraderechistas carteras tan delicadas como Interior, Defensa o Exteriores, lo que causó duras críticas tanto dentro como fuera del país.Por otra parte, Kurz no reaccionó con la dureza que muchos deseaban frente a una larga serie de incidentes xenófobos y antisemitas entre representantes de diferentes nivel en el FPÖ.
Al final, la coalición no terminó por esos escándalos sino por un vídeo en el que se veía cómo su TEMPTEMPprincipal socio, el ahora exlíder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, prometía favores políticos a una supuesta millonaria rusa a cambio de donaciones ilegales.
Canciller con 31
Sebastian Kurz (Viena, 1986) comenzó su carrera en la política con 22 años, al hacerse cargo de las juventudes del ÖVP en 2008. Con solo 24 años de edad fue nombrado secretario de Estado de Integración, con 27 ya era ministro de Exteriores y con 31, canciller federal, el cargo más poderoso del país.
Su experiencia laboral en la empresa privada es mínima y nunca terminó sus estudios de Derecho para centrarse en la política. Sus críticos le recriminan la falta de diálogo con la oposición y con el Parlamento, además de su obsesión por la imagen, el marketing y el control de la comunicación.
rml (efe, afp, reuters, dpa)
Fuente: www.dw.com