En el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se lee que la marraqueta es de Chile y Perú; el dato ocasionó una réplica escrita de Sacha Llorenti, quien pidió que se incluya a Bolivia en esta lista. Ramón Rocha Monroy reivindica este reclamo.
Llorenti, quien es embajador de Bolivia ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), explica en su carta: “… (En la ONU) no es extraño encontrarse en medio de calurosos debates sobre la superioridad culinaria de un país, las especias o el origen geográfico de éste o aquel plato. Como no podría ser de otra manera, cada enviado defiende lo suyo casi como si se tratase de la defensa de una porción de su soberanía…”
La autoridad —quien aclara a La Razón que su pedido es a título personal y no como representante ante la ONU— entró al portal electrónico del diccionario de la RAE y notó que en la explicación no se tomaba en cuenta a Bolivia. En las dos acepciones únicamente están Perú y Chile.
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Entonces, continúa la carta, Llorenti viajó en sus recuerdos y recordó la marraqueta de su infancia. Fue de Estados Unidos a La Paz y llegó a Alto San Isidro.
“Solamente en esa zona existen 16 hornos tradicionales. En La Paz, son cientos. Alejandro Chiri, un panadero con más de 30 años de experiencia, me recibió con mucha cordialidad. Le conté los debates en la ONU y me dijo que en La Paz se hornea la mejor marraqueta”.
En la carta, Llorenti explica que se incluya a Bolivia en el apartado que se refiere a este alimento.
El pedido del embajador ante la ONU tuvo el respaldo de Ramón Rocha Monroy, escritor y experto en culinaria. Dijo brevemente a La Razón que se trata de un producto de consumo en Bolivia.
Marcela Araúz, creadora de Visceral, el primer blog de periodismo gastronómico en Bolivia, apoyó la solicitud. “No olvidemos que (la marraqueta) tiene el denominativo de ‘pan de batalla’. Es un alimento delicioso y excepcional a muy bajo precio. Definitivamente es de asombro de quienes lo prueban, tanto por el sabor como por sus características y su sonido es muy importante, o sea es de asombro de propios y extraños. Es un patrimonio alimenticio”.
La marraqueta está en la mesa del cotidiano vivir boliviano desde hace mucho.
La historiadora Florencia Durán de Lazo de la Vega contó que la marraqueta fue traída por el inmigrante griego Constantino Callisperis a inicios del siglo XX. En cuanto a su nombre, se menciona en varios textos que se debe a los hermanos Marraquette, quienes llegaron de Francia y establecieron su residencia en Chile en el siglo XIX.
Hay más. Los soldados que fueron a la Guerra del Chaco (1932-1935) también disfrutaron de este pan crocante… Ahora este pan de batalla boliviano libra una nueva disputa, esta vez para que se reconozca su nacionalidad en el portal digital de la RAE.