Tipejo cabeza de fósforo


José Luis Bolívar Aparicio 

“Tenemos que poner en marcha un nuevo modelo civilizatorio que valore la cultura de la vida y la cultura de la paz, que es el Vivir Bien. El Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra es el nuevo modelo de civilización para preservar la comunidad de vida, donde la Madre Tierra es un ser vivo sagrado y no un objeto para la explotación de los seres humanos.”

El párrafo previo, es una pequeña parte de la “Declaración de Tiquipaya – Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y Defensa de la Vida”, que se llevó a cabo en esa localidad cochabambina, en abril del año 2010 y de la cual salieron una serie de decisiones y recomendaciones para el mundo entero que a nadie en particular le importó un soberano pepino.



Comenzando por la creación de un “Tribunal Medio Ambiental” que censuró por ejemplo las acciones asumidas por el gobierno de Evo Morales contra el Tipnis, que no solo descalificó y desconoció a dicha corte, sino que, además, se limpió las narices con sus resoluciones o dictámenes.

Y es que si algo se hicieron durante estos últimos 14 años de gobierno masista, fueron cumbres, de todo tipo y para todos los gustos. De educación, de seguridad, de salud, de medio ambiente y al final de todo, si alguien hoy se pone a pensar en los resultados de esas “cumbres”, se da cuenta que para lo único que sirvieron, fue para gastar plata a manos llenas y para distraer temas centrales y circunstancias urgentes;  pues de cada uno de los aspectos tratados, se dará usted cuenta que los mismos o están igual, o como en el caso de  educación, seguridad, salud o medio ambiente, están peor que antes.

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Aquella por ejemplo de inicios de esta agonizante década, lo único que arrojó como notable o trascendental, fue la cascada inagotable de argumentos para  humoristas del mundo entero, que hallaron en el tristemente célebre discurso de Evo Morales, más repertorio para chascos y memes, que toda la serie de Los Simpson junta, pero algo siquiera, en favor del planeta tierra o sus habitantes, a la fecha, es más que notorio que no. La tan famosa cumbre de los pueblos y madre tierra, no sirvió para la maldita  cosa, como diría mi abuela.

Después de todo lo que pasó en estas últimas semanas en esta parte del planeta, donde los ciudadanos de pie y urbanos, solo pudimos ver impotentes, cómo el fuego consumía y transformaba en ceniza negra e inerte el verde esplendoroso de la selva boliviana y brasileña, y antes incluso de que toda esta tragedia acabe, sin el afán de influir en nadie, sino simplemente expresar mi opinión, reflexionaré sobre cuatro puntos que a mi criterio, quien quiera que esté a cargo del país el próximo año, por estos mismos meses del calendario, debería tomar en cuenta para que la desgracia, no nos vuelva a encontrar con los pantalones abajo.

1.- El origen del desastre. No es la primera vez que asistimos al persistente afán del gobierno de echar culpas propias en almas ajenas, con el fin de lavarse las manos o por lo menos no perjudicarse mucho, asumiendo como siempre, que la gente come vidrio.

Resulta que, para la presente gestión, el causante primordial de los chaqueos irresponsables, discriminados e incontrolables, es un decreto del gobierno de Hugo Banzer, cuando cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe perfectamente que ni ése, ni el 3973 de la presente gestión que promociona la destrucción del bosque a cambio de plata, son los verdaderos responsables.

El origen del desastre está en toda la administración de tierras de la etapa Morales. Ese simplismo político de territorializar el voto, migrando al campesino considerado como un voto leal y militante, a lugares en los que el favoritismo no le pertenece al partido azul provocaron este resultado.

Llevaron al monte tropical, a quien no tiene la más pírrica idea de cómo vivir en un ambiente diverso y adverso a su naturaleza y le cuentan (palabras del presidente) “si no quemas no comes”. Pues al nuevo camba colla, no le queda otra que quemar y quema. Sin instrucción, sin orientación y sin límites, si a eso le sumamos una sequía de 5 meses en un bosque seco, el resultado es una fogata inmensa, digna de Dante.

Por el otro lado, los antiguos opositores al gobierno, inteligentes como pocos, encontraron los nuevos puntos flacos de la gestión y con un mensaje facilito; le hicieron entender que la solución a su falta de liquidez es un nuevo combustible con alcohol para paliar la sangría que significa la subvención a los hidrocarburos, ello y la exportación de carne y soya. La única condición es bien simple, ampliar la frontera agrícola y cambiar naturaleza por plata. Eso fue música en los oídos del presidente, pues como dice su matemático namberuan, “nosotros no somos los guardabosques del mundo”.2.- La tardanza en las reacciones.  Es obvio que, en una época electoral como la presente, el más pequeño de los pasos que se dan, está cargado de un cálculo político importante, lo que no significa que ese cálculo siempre sea el adecuado.

En esta oportunidad, pensar que mostrar un país sólido y solvente, capaz de valerse por si mismo y con todos los recursos para hacerle frente a cualquier circunstancia, fue un error político que pasará una factura muy cara.

Los discursos oficialistas, cargados de un optimismo desmedido y de mucha autosugestión,  cayeron solos por su propio peso, cuando el fuego redujo a cenizas las mentiras que a diario nos cuentan, especialmente cuando nos quieren hacer creer que nos falta nadita para ser una potencia mundial.

Como parte de la guerra sucia contra Carlos Mesa, está basada en su imagen de mendigo, no querer bajar a ese oprobioso nivel, le dio tiempo suficiente a Hefesto para incinerar la popularidad del mandatario y desnudar sus verdaderas capacidades frente a sucesos como este.

Para terminar de arruinarla, tanto él como su gabinete,  van desde la siembra de botellas de plástico llenas de gasolina que sobrevivieron al incendio como prueba contra la “derecha incendiaria”, hasta el insulto y la amenaza a quien se atreva a observar el actuar oficialista. No está demás resaltar que, con el objetivo de mostrar a un dignatario activo y comprometido con el desastre, lo pusieron a Morales a apagar un fogón, en una teatralización tan pobre, que causó mas bronca e hilaridad que reconocimiento por su accionar.

3.- Las consecuencias y enseñanzas. Dudo mucho que a corto plazo lleguemos a saber a ciencia cierta las verdaderas dimensiones de esta catástrofe. Por un lado, con seguridad que las evaluaciones de ONG’s y otras instituciones que trabajan por el medio ambiente, serán descalificadas por el gobierno, no tendrán consecuencia alguna y quizás más de una también tenga cierta carga política interesada. Por otro lado, tal y como ya está sucediendo en la actualidad (El Ministro de Defensa ya aseguró que “solo” se quemaron 500.000 hectáreas y uno no sabe si aplaudir o llorar), las declaraciones oficiales van a ser absolutamente sesgadas y mentirosas.Lo cierto es que no vamos a necesitar de una cifra cierta, mucho o poco, este desastre es irreparable, nos pasará a todos una factura que pagarán nuestros hijos y nietos,  con creces. La vegetación (si no vuelve a sufrir lo mismo al próximo año) se dará formas y maneras de resurgir y aunque demorará muchos años, quizás siglos, es la fauna la que nunca más volverá a ser la misma y eso debería reflexionarnos y mortificarnos a todos.4.- Las Redes y los Influencers. Mientras bomberos, policías, militares, VOLUNTARIOS, médicos, comunarios y todo tipo de maravillosos seres humanos, se juegan la vida en el lugar de los hechos, contaminando sus pulmones y lastimando sus ojos por el bien de todos, una auténtica batalla se libra en las redes sociales, con opiniones de uno y otro lado, con consecuencias aún desconocidas y cuyo resultado probablemente solo se sepa a las ocho de la noche del próximo 20 de octubre.No estuve al margen, y en lo personal pequé de chistoso (muy malo) tratando de poner mi grano de arena para zafar un poco las tensiones, pero lo que realmente me llamó la atención, fue la reunión de influencers, para entre todos ellos, tratar de hacer llegar un mensaje de auxilio a la comunidad internacional.No conozco la dimensión de los resultados, no se si lograron o lograrán algo con ello, pero si es interesante y conmovedor, la forma en que ha cambiado nuestra manera de comunicarnos, unirnos y tomar acciones por encima de las autoridades,  cuando estas,  no hacen lo suficiente o lo hacen todo mal.Es urgente que todo esto nos ayude a reflexionar, muy necesario que comprendamos que no alcanza con que quienes por una u otra razón no hicimos más al respecto, que dar opiniones, insultos o apoyos a través del teclado, que hagamos verdadera conciencia e individualmente apaguemos nuestro propio fuego.

Cuidar el tema de la basura, ser mas detallistas con lo que compramos y consumimos, medirnos en la cantidad de agua que usamos y velar por todas las medidas que cada quien haga para menguar el daño que le estamos infringiendo al planeta.

Quienes que ya hemos sobrepasado la mitad de nuestro ciclo de vida, probablemente no veamos el apocalipsis, pero nuestra decendencia la padecerá en carne propia, y eso es algo que nos debe llevar a la reflexión, así el gobierno nos tilde de tipejos y nos amenace con sacarnos la mugre.